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La Innovación Social es una nueva forma de abordar los problemas sociales poniendo a las personas en el centro. Fomenta nuevos modelos para solucionar los problemas actuales que enfrentamos como sociedad. En este episodio exploramos este concepto, lo que hace falta para impulsarla y mucho más.
Hoy nos acompaña Daniel Manitsky, Consultor en Stone Soup Consulting. Un Estadounidense basado en Barcelona que lleva 15 años ayudando a grupos a utilizar herramientas de innovación colaborativa para cocrear nuevas soluciones. Su trabajo abarca los sectores público, privado y ONGs en 30 países, además, ha trabajado con organizaciones multilaterales, incluido el Banco Mundial y el sistema de las Naciones Unidas.
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Daniel Manitsky: Se dice que el ritmo de cambio de nuestra sociedad es cada vez más rápido y los problemas son cada vez más complejos. El ritmo del sector social y el ritmo en que el sector social genera nuevas soluciones e ideas tiene que estar al nivel de este cambio. Las herramientas y las prácticas de la innovación social pueden ayudarnos a lograr eso.
Yolanda Palomo: Un mundo cambiante que requiere más innovación social. Pero ¿Qué es y qué no es la innovación social?
Daniel Manitsky: La innovación social es la creación de un nuevo producto, servicio o estrategia con el propósito de solucionar o prevenir un problema social. Un buen ejemplo sería el servicio de 112. El hecho de que la gente no piense en ello como una innovación habla de su éxito. Antes del 112 existían un sinfín de números para contactar a los servicios de emergencia. Pero la innovación era estandarizar el número y hacerla fácil de recordar, dándonos una solución nueva e innovadora al problema de cómo contactar a los servicios de emergencia de manera rápida.
La palabra clave aquí es el problema social y es importante diferenciarla de una necesidad social. Como seres humanos, todos nosotros tenemos necesidades sociales. Si una organización quiere aprovecharse de estas necesidades con el fin de ganar dinero, puede ser una innovación, pero yo no clasificaría como una innovación social. Estoy pensando en ejemplos como Facebook o Google que tienen sus aspectos sociales, pero en su core (centro) no existe un esfuerzo para solucionar un problema, sino que dan respuesta a una necesidad y se aprovechan de la necesidad.
Yolanda Palomo: Innovar con la intención de solucionar problemas en lugar de generar necesidades de consumo, de esto va la innovación social. Muchas veces hablamos de co-crear e innovar como si nos estuviéramos refiriendo a lo mismo, pero la co-creación y la innovación significan y requieren cosas distintas. Daniel nos explica cuales son las similitudes y diferencias entre las dos.
Daniel Manitsky: La co creación es el acto de crear nuevos servicios o productos conjuntamente con los usuarios de dichos servicios o productos. Es un proceso en el cual los proveedores se acercan a los
beneficiarios (o al revés) y comparten el poder para diseñar el ecosistema que ambos comparten. Normalmente es una oportunidad para introducir nuevas perspectivas e ideas. Estas nuevas perspectivas e ideas pueden ser la fuente de innovación. Es por eso por lo que me gusta decir que la cocreación es una herramienta o método para generar innovación.
Yolanda Palomo: Cómo comparte Daniel, la innovación social tiene un componente de disrupción y novedad, crear algo que no existía antes, o al menos, no de la misma manera. Y también tiene un componente social. La creatividad se usa con el fin de encontrar soluciones a una problemática que, directa o indirectamente, afecta a la vida de las personas y el planeta.
Llegar a la innovación social no se consigue de un día para el otro sino que implica un proceso iterativo. Iterar significa saber fracasar. Y lo ideal es hacerlo rápido para aprender rápido. Le preguntamos acerca de los fracasos típicos que se cometen al recorrer este proceso.
Daniel Manitsky: El fracaso más común es planificar sobre una base de evidencia demasiado pequeña. Un caso típico es una organización que empieza con una nueva idea y en base a ella, hace una estrategia, algunos planes e incluso escriben presupuestos y obtienen financiación. Hacen todo eso antes de poner a prueba la idea. La idea en realidad no es más que un conjunto de suposiciones sobre cómo va a funcionar la solución en el mundo real. Es muy arriesgado hacer muchos planes, estrategias y obtener financiación sin haber lanzado experimentos pequeños para ver si la idea va a generar el impacto que se cree que va a generar.
Hay gente que dice que lanzan proyectos pilotos y yo diría que eso es un paso en la dirección adecuada. Si la idea es innovadora y nueva de verdad, un proyecto piloto como primer paso va a resultar demasiado grande y demasiado rígido. Lo que debe hacer es lanzar mini experimentos aún más pequeños y flexibles que un proyecto piloto.
Por ejemplo, si tiene una idea sobre una nueva manera para ayudar a la gente, a las personas sin techo y piensa que la intervención va a tomar seis meses. Su primer paso debe ser diseñar la primera semana de la intervención y luego probarla con voluntarios en la calle. En base de lo aprendido en la semana de experimentación, se puede organizar su intervención y planificar las primeras dos o tres semanas. Así se podrá refinar y validar sus ideas y amasar una base de evidencia informal sin invertir. Y eso es lo más importante y sin invertir muchos recursos. Luego, sobre esta base, se puede diseñar su proyecto.
Otro fracaso muy común es la tendencia a dejar la innovación a los individuos. Hay muchas personas que piensan erróneamente que para innovar se necesita un genio o un Steve Jobs y Elon Musk o Muhammad Yunus. La realidad es que la innovación es un deporte de equipo.
La mayoría de la innovación viene del intercambio de ideas entre personas que trabajan en equipos multidisciplinarios.
Yolanda Palomo: Para innovar, necesitamos pasar de un liderazgo heroico y centralizado a uno más horizontal y colaborativo. En otras palabras, se trata de confiar en la inteligencia colectiva, en lo que podemos lograr como equipo. Según nuestro invitado la diversidad de perspectivas es un requisito para que se de la innovación social.
Daniel Manitsky: Si quieres innovación, debes crear oportunidades para que las personas puedan colaborar con otras personas y no se debe esperar a que una persona venga con una idea revolucionaria.
Las ideas innovadoras no suelen venir de una persona sola. Tiene que venir de un equipo.
Trabajo mucho con grupos enfocados en desarrollar nuevas soluciones a problemas complejos y he aprendido que si se les da a las personas el espacio de enfocarse en algo que ellos piensan que es importante y si les da el apoyo necesario para permitir que sean creativas en sus soluciones, lo mejor sale.
Yolanda Palomo: Daniel cuenta con una Maestría en Administración Pública y ha implementado proyectos en el ámbito público en África, Medio Oriente, el Reino Unido y los Estados Unidos: ¿Qué puntos clave debemos tener en cuenta a la hora de trabajar con el sector público? ¿Qué tan importante es involucrar al sector público en el proceso de innovación social de nuestros proyectos?
Daniel Manitsky: No sé si puede decir si la innovación en el sector público es más difícil o fácil, pero puedo decir con confianza que es diferente. En el sector público lo cierto es que hay más reglas y menos presión para innovar. Pero, al mismo tiempo, hay más oportunidades para generar un impacto debido a la escala de los programas y organizaciones. Una pequeña mejoría en eficacia o eficiencia de un programa público puede afectar de manera positiva a muchas más personas que una mejora grande dentro de un proyecto más pequeño de una ONG. Por esa razón, es importante no ignorar las oportunidades de innovar dentro del sector público. Tal vez no vas a tener las oportunidades de introducir ideas súper grandes y transformadoras, pero puedes generar grandes impactos.
Yolanda Palomo: Trabajar con lo que nos hace ilusión y aportar ideas que pueden mejorar nuestro entorno es cada vez más importante y además ya está en boca de todos y todas. Algo que nos señala la importancia de que las trabajadoras se sientan lo suficientemente seguras para ser auténticas en el trabajo. Daniel profundiza en una de sus experiencias de innovación social colaborativa más significativas y nos da pistas de cómo hacerlo en nuestras propias organizaciones.
Daniel Manitsky: Mi trabajo con el UNITED WAY de Los Ángeles probablemente fue mi experiencia con la innovación social colaborativa más significativa. Durante un año y medio transformamos la manera en la que el condado de Los Ángeles trabaja con ONGs y fundaciones para brindar servicios a personas sin techo. Convertimos un sistema muy fracturado y dividido a un sistema para evaluar, ayudar y priorizar los servicios a las personas más necesitadas.
Lo especial fueron dos cosas. La primera fue que el cambio ocurrió, en su mayoría, a través de un montón de cambios pequeños. Fue una reflexión de poder de lo que se llama innovación incremental, o sea, la capacidad de un cambio pequeño en su conjunto de generar cambios muy disruptivos y positivos. Lo segundo fueron los líderes de las organizaciones involucradas. Ellos decidieron mirar más allá de sus propios indicadores KPIs y misiones y ver el sistema en su conjunto en el que operaban. Se convirtieron en líderes de un sistema en vez de organizaciones individuales. Esto es un acto de liderazgo que requiere mucha inteligencia y coraje.
Yolanda Palomo: El proceso para crear nuevos modelos de alto impacto no es solamente de color rosa. En el camino de los y las agentes de cambio habrá obstáculos, tropiezos y fracasos. Por eso la relación que tengas con el fracaso es clave. Preguntamos a Daniel si ha fracasado y cuál es su relación con el fracaso a nível personal.
Daniel Manitsky: Recuerdo una vez que trabajé en un proyecto enfocado en mejorar la capacidad del condado de Los Ángeles en los Estados Unidos para ayudar personas sin techo y una de nuestras metas fue desarrollar una solicitud unificada de ayudas sociales a la vivienda. Fracasamos en cuanto a nuestra capacidad de unificar las diversas solicitudes, pero logramos una cantidad enorme de ideas de cómo alinear los sistemas y procesos entre las diferentes organizaciones involucradas. Y así no logramos lo que pensamos, pero añadimos valor. Aprendimos y eso es lo que era clave. En realidad, es un caso típico de la innovación.
Muchas veces no se logra al inicio lo que pensaba que era posible, pero en realidad no es un fracaso porque se aprende de la situación y genera muchas ideas que dan valor a la situación. Lo que aprendí es que en la innovación no hay fracaso si hay aprendizaje.
Yolanda Palomo: Si lograramos mirar el error de esa manera, seguramente muchas más personas intentaríamos innovar al servicio del bien común. ¿Por qué no lo hacemos?
Daniel Manitsky: Para decir la verdad, creo que el obstáculo más grande es la manera en que los donantes abordan la innovación. Está cambiando, pero la mayoría de los donantes piden innovación y al mismo tiempo demandan que los resultados sean garantizados. Tanto enfoque en la rendición de cuentas no da suficiente margen para arriesgar, algo que es clave. Es por eso que muchas organizaciones deciden no innovar de verdad, sino usar las mismas ideas, pero descritas en el presupuesto de manera novedosa.
Si quieres innovación, tienes que dar a las personas y las organizaciones que están recibiendo los fondos, un margen para decir: mire, vamos a intentar algo nuevo.Y si va a funcionar o no, no sabemos. Pero si quieres algo nuevo, innovador, de verdad, hay un riesgo y no siempre se va a producir los resultados que se quiere.
Yolanda Palomo ¿Cómo podemos innovar y a la vez cumplir con los requisitos que demandan los donantes. ¿Cuáles son las buenas prácticas que podemos implementar desde ya para cerrar proyectos que nos permitan innovar?
Daniel Manitsky: Una manera es crear una ventana para la innovación sería poner aproximadamente un 10% del presupuesto a un lado para generar nuevas ideas y experimentar. Otra manera sería comunicarle al donante “tenemos una nueva idea y querríamos ir más allá de lo que hacemos normalmente con un un experimento pequeño. Nuestro objetivo es poder probar, experimentar, indagar, investigar sobre cómo podría funcionar una manera nueva para entregar un servicio o producto.”
Lo que importa en situaciones así es intentar hacer cosas pequeñas. Tal vez si tienes cien beneficiarios o mil beneficiarios, empezar con diez. Y hacer lo que puedes hacer. Hay un concepto que se llama el producto mínimo viable que viene del método Lean Startup. Ah, y eso quiere decir que básicamente hacer el experimento lo más pequeño que puedas y todavía aprender de ello. Es un concepto un poquito complicado, pero con práctica se puede aplicar fácilmente en muchas situaciones. Y la clave es empezar pequeño, probar tus suposiciones y trabajar directamente con los usuarios
Puedes acceder a conocimiento más profundo sobre la explicación de cada fase del proceso de la innovación social y casos de éxito en el Podcast DOXA: Creando nuevas realidades.
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