Apadrina un Olivo – Modelo de inversión cambia el paradigma de abandono de las áreas rurales

Los pueblos pequeños suelen ser lugares amenos y familiares, la mayoría de sus habitantes se conocen entre sí y su cercanía teje relaciones vecinales cálidas. Parajes que, a diferencia de la vida en la ciudad, brindan la maravillosa oportunidad de experimentar y disfrutar de la naturaleza que ofrece de manera desinteresada sus riquezas.

En España casi 900 pueblos han desaparecido en los últimos 15 años y algunos están en constante amenaza de despoblación, lo que genera pérdidas culturales, pérdida de las identidades y de los campos. Ejemplo de ello es el pueblo Oliete en Teruel, un pueblo con variada riqueza natural, donde encontramos legumbres, cereales, almendros, melocotones y olivos, el cual, según cifras de mayo de 2014, contaba con 365 habitantes y 100.000 olivos centenarios abandonados. 

Bajo esta inquietante situación y con el anhelo de recuperar los campos y atraer más población, un grupo de jóvenes está llevando a cabo el proyecto Apadrina un Olivo, un modelo de inversión estratégico que cambia el paradigma de abandono de las áreas rurales de manera sostenible y empodera a sus habitantes para que pongan en valor sus recursos naturales.

Apadrina un Olivo, es un proyecto medio ambiental y social impulsado por José Alfredo Martín, Alberto Alfonso, Sira Plana y Adrián Martín, que se enfoca en recuperar el patrimonio natural abandonado en la España vaciada, generando desarrollo rural sostenible, en el que, además por norma, se involucra a personas con discapacidad intelectual. También cuentan con el apoyo de empresas como Zeleris, Reale, Accenture, Procter and Gamble, Bellota o Vidrala, que  junto con los padrinos y madrinas, han permitido revertir la situación de abandono de Oliete, mediante el apadrinamiento de unos de los 100.000 olivos centenarios.

Hoy en día Oliete cuenta con 18 jóvenes agricultores locales establecidos en el pueblo, trabajando a tiempo completo y un turismo anual de 3000 personas.

De no haber sido por Apadrina un Olivo, actualmente no se contaría con este grupo de jóvenes agricultores trabajando a tiempo completo, su escuela habría cerrado por falta de niños, y los comercios y restaurantes de la zona se perderían la visita anual de más o menos 3.000 turistas, los 15.000 olivos que se han recuperado hasta la fecha yacerían abandonados, con las consecuencias devastadoras que eso generaría en el medioambiente y el ecosistema rural. De igual modo, otros olivos podrían ser abandonados, si no fuera porque su almazara empodera a 200 pequeños agricultores locales de la comarca, a quienes se ayuda para hacer que sus explotaciones sean  más rentables y  cambiar su forma de producir. Sin embargo, el cambio de mentalidad y las prácticas más avanzadas en la manera de cultivar y producir en muchas ocasiones se vuelve un reto para los habitantes de un pueblo, ya que muchos son reacios al cambio. Por ejemplo, cuesta mucho demostrar las ventajas de hacer una agricultura más sostenible enfocada en la calidad, pero poco a poco, con mucho trabajo, paciencia  y amor se van transformando las tendencias e implementando buenas prácticas.

Este es un proyecto que se caracteriza por ser autosuficiente, ya que comercializa el aceite y derivados del olivo a través de sus propias marcas: “Mi Olivo” y “Mi huerto”. Una iniciativa sostenible por su economía circular, ya que se reutilizan los desechos generados en el cultivo y los de la oliva en la almazara, generando su propia energía a través de la luz solar.

Mediante la propuesta innovadora de apadrinar un olivo, cualquier persona o empresa puede ingresar al sitio web de la organización, aportar 50€, elegir qué olivo recuperar, bautizarlo simbólicamente y visitarlo. Durante la experiencia, se genera un vínculo emocional entre la persona, la naturaleza y el pueblo, ya que el día a día del olivo es visible a través de la App Mi Olivo y de los mails que se envían a los más de 6.000 madrinas y padrinos, quienes, tras la cosecha y como agradecimiento por su solidaridad, recibirán en sus casas 2 litros de aceite de oliva virgen extra al año. 

Apadrinar un olivo es una experiencia enriquecedora y de gran impacto medioambiental,  ya que cada padrino o madrina que forma parte del proyecto lo hace suyo y se convierte en un abanderado de la causa rural.

Desde Efecto Colibrí te alentamos a ser abanderada/o de esta causa, ser parte de la transformación en las áreas rurales y la recuperación de los campos de olivos.

¡Anímate a apadrinar un olivo, conviértete en un abanderado rural! 

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