¿Cómo crear espacios públicos verdes, sostenibles e inclusivos?

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A escala mundial, el 55% de la población vive en ciudades. La concentración de población en los hábitats urbanos pone en relieve la necesidad de cuidar los espacios verdes y el ambiente, ya que la vida de sus habitantes depende de la calidad de éstos. 

Las ciudades son construidas sobre el paisaje, y en ciertos casos, no cuentan con una sólida planificación previa que guíe su desarrollo.

En Argentina en particular, algunas intervenciones impulsadas sobre el espacio público carecen de una mirada integral que capte la complejidad del sistema en el que se encuentran insertas. Una de las razones que explica este fenómeno es la falta de especialización de las personas a cargo de su implementación y la falta de articulación entre actores. 

Hablamos con Inés Mac Keón y Josefina Bastanchuri, dos de las seis co-fundadoras de Habitar, un estudio de planificación del Paisaje, que trabaja en el análisis de problemáticas y potencialidades de espacios públicos y privados desde un enfoque de impacto social y ambiental.

En otras palabras, las propuestas de intervención que realizan buscan ser ambientalmente responsables y socialmente inclusivas. Los proyectos se enfocan en crear o acondicionar espacios de distensión para el uso y disfrute de la población, o bien, consisten en asesorar y/o implementar acciones para la conservación o restauración de la naturaleza.

Un espacio público verde se trata de toda área verde de libre acceso para la población (si no incluye realmente a todas las personas -integrando también a personas con discapacidad- no es «verdaderamente público»).

Ejemplo de estos espacios son plazas, parques, corredores viales y áreas naturales. El conjunto de espacios verdes públicos de una ciudad conforman una red llamada “infraestructura verde”.

Esta red de infraestructura verde es clave ya que brinda una serie de servicios de tipo social (espacios de interacción y recreación, mejoras en la estética del barrio, fomento del sentido de pertenencia de los vecinos/as), ecológico (preservación de hábitats para la flora y la fauna local, mitigación de inundaciones y protección de los suelo), y económico (desarrollo local, atracción de inversiones, -por ejemplo atrayendo el turismo-, entre otros).

Desde Habitar trabajan de manera articulada con funcionarios públicos comprometidos con el cambio positivo, brindando apoyo y orientación técnica para intervenir los espacios de una forma inclusiva para la población y respetuosa del ambiente. Las especialistas consultadas recomiendan tener en cuenta los siguientes aspectos:

Primero, es preciso entender los componentes sociales y ambientales del lugar donde se llevará a cabo la intervención.

Para implementarlo, es importante realizar un trabajo previo de investigación (a través de encuestas, relevamientos in situ, entrevistas, análisis de fotografías aéreas) que permita responder las siguientes preguntas: 

¿En qué ambiente se inserta el proyecto?, ¿qué desafíos y potencialidades aparecen desde el punto de vista social, económico y ecológico?, ¿cómo afectará a los vecinos/as la intervención planificada?, ¿qué puede aportar cada actor involucrado: tiempo, conocimiento, difusión? 

Por otro lado, es importante generar un equipo que incluya distintas miradas de profesionales, y distintas miradas de los vecinos/as del lugar. Trabajar en equipo es trazar un camino más largo, pero más seguro.

Al mismo tiempo, se recomienda escuchar las necesidades de los/as vecinos/as en la etapa de diseño del proyecto. Por ejemplo, antes de proponer actividades para un parque, es aconsejable formularse los siguientes interrogantes:

  • ¿Qué rol ecológico cumple este espacio en el paisaje general donde se encuentra?
  • ¿Qué historia tiene el lugar?, ¿las iniciativas garantizarán el respeto al pueblo y sus raíces? 
  • ¿Qué hace especial y único al pueblo (ciudad, zona o región)?,  ¿es su paisaje, su música, su arte y/o su historia?, ¿cómo tener en cuenta la identidad local? 
  • ¿Cómo optimizar los recursos?, ¿es posible reutilizar los materiales ya existentes en el lugar?
  • ¿Los/as vecinos/as ya usan el área para alguna actividad: caminar, jugar al fútbol o instalar una feria?, ¿existe una necesidad social alrededor del espacio?
  • ¿Es posible contratar trabajadores y proveedores locales?, ¿cómo aprovechar la intervención para generar actividad económica local?
  • ¿Cómo incluir y comprometer a la mayor cantidad de habitantes posible?, ¿cómo asegurar la apropiación local – el posterior uso y cuidado del espacio – ?

En síntesis, crear alianzas público-privadas entre municipios y consultoras especializadas, adoptar una mirada a largo plazo atravesada por la sustentabilidad y la regeneración, involucrar activamente a la comunidad local, utilizar con creatividad los materiales disponibles, todas buenas prácticas para crear y/o reacondicionar espacios verdes, lugares de suma importancia para disponer de ciudades y pueblos donde se respire aire fresco y puro, auténticamente dignos para la vida humana. 

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