Deseos o necesidades. ¿Cómo tomar decisiones más conscientes?

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El libro Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría Tolteca del Dr. Miguel Ruiz trata las necesidades mentales y las necesidades reales y puede servir de herramienta para tomar conciencia sobre tu bienestar. Una reflexión que tiene el potencial de agregar especial valor a los y las expertas en marketing, disciplina que acostumbra a sus ejecutores a asociar necesidad con el deseo y también a todos los que consumimos productos y servicios todo el tiempo. ¿Eres dueño de tus necesidades o ellas son dueñas de ti? 

Muchas personas hemos escuchado sobre la famosa pirámide y las necesidades de Abraham Maslow en algún momento de nuestras vidas. Pero, ¿Qué tanta importancia le hemos puesto a esto? Empecemos por aclarar cuáles son las necesidades reales, o fisiológicas, según Maslow.

Las necesidades reales son las necesidades vitales que tenemos los seres humanos para sobrevivir. Son las necesidades que tenemos al nacer. Es decir: comer, beber, dormir, respirar. Estas necesidades permiten al cuerpo estar bien e influyen en nuestra supervivencia. Las necesidades de la mente pueden ser infinitas.

La sociedad moderna ha creado una diversidad de deseos que no han generado una gran diferencia entre las necesidades de la mente y el cuerpo, pero al final, la mente controla al cuerpo. El problema reside en que la mente cree que algunas de esas necesidades vitales son además de la realidad del cuerpo cuando en realidad no lo son. Además, muchas veces cuando la necesidad está en la mente, no es posible satisfacerla. Sumando los dos, percibimos que la mente tiene el poder de creer que es responsable de todo, entonces piensa que todo lo que necesita el cuerpo lo necesita la mente, pero la mente no experimenta necesidades físicas.

¿Cómo sabemos que esto es real?

Piensa: ¿Alguna vez te ha pasado que crees que necesitas comer y entonces comes pero no te sientes satisfecha/o y entonces comes más y tampoco logras que tu mente se sienta satisfecha? Esto sucede porque la satisfacción no es real, es mental. Lo mismo se aplica a diversos otros tipos de consumo, por ejemplo cuando la mente piensa que necesita otro coche, otras vacaciones, otra casa.

 ¨Cuando intentamos cazar esas necesidades irreales de la mente, nos convertimos en depredadores: intentamos atrapar algo que no necesitamos.¨ Dr. Miguel Ruiz

Entre los y las expertos/as del marketing existe un debate sobre la creación de necesidades. Es común escuchar a personas del ámbito decir cosas como ¨una necesidad se crea ¨. Este tipo de afirmaciones se escucha tanto, que se ha convertido en un mito. Cabe aclarar que una necesidad no se puede crear.

Ningún ser humano y tampoco los/las mercadólogos/as han tenido hasta ahora la capacidad de inventarse un sistema tan complejo como el cuerpo humano y, por lo tanto, es clave hacer un ejercicio de humildad y reconocer que tampoco nos inventamos las necesidades vitales para el ser humano. 

¿Cómo podría una necesidad crearse cuando hay tantos factores detrás de ellas?

Detrás de lo que cada persona cree que ¨necesita¨, es decir, sus necesidades mentales, hay miles de creencias, de valores, de condicionamientos y muchos otros factores que hacen que las necesidades de cada persona sean extremadamente personales. Philip Kotler define las necesidades como:

 “Una sensación de carencia de algo, un estado fisiológico o psicológico”.

La definición implica, por tanto, que las necesidades tienen mucho de subjetivo. No necesariamente son la carencia de algo, sino la “sensación de carencia”. Lo que sí podemos crear con el marketing es el deseo. Identificamos el deseo como la forma en que una persona expresa sus ganas de satisfacer una necesidad concreta. Un deseo es un capricho que toma la forma de un producto, marca, persona o empresa.

La necesidad es la carencia y el deseo es la expresión que ilustra cómo quieres resolver dicha carencia. Por ejemplo, una necesidad real del ser humano es la comunicación. Existen varias maneras de poder comunicarnos, pero ¿por qué una marca determinada? Y lo mismo sucede con otras diversas otras necesidades de consumo.

Y entrando un poco en el área de bienestar. ¿Por qué se compra un bien o servicio sin acompañarse de una necesidad real? Es porque la persona cree que le brindará un sentimiento de bienestar, y al no adquirirlo le genera frustración. Recordemos que el ser humano actúa en base a dos cosas: evitar el dolor y buscar placer.

Otra de las varias razones por las cuales se podría comprar un servicio sin tener necesidad real es porque desde pequeños hemos querido pertenecer. Esto ha creado varias creencias lo cual nos hace tener ciertas necesidades mentales, sino que sociales.

Es importante tomar conciencia sobre nuestras ¨necesidades mentales ¨. Mientras más de éstas tengamos más creemos que necesitamos. Y mientras más creemos que necesitamos, más trabajo nos toma estar ¨satisfechas/os¨.

Es totalmente válido y sano querer satisfacer un deseo; eso es parte de premiarse, de tener amor propio y de la autorrealización que cada persona experimenta. Y todo eso es parte de la felicidad. Lo importante es lograr identificar si ese deseo nace de un lugar de carencia (en este caso sería una necesidad mental) o de un lugar de inspiración o amor. Para poder identificar esto, pregúntate: ¿Para qué quiero esto?¨ o ¨¿Desde qué lugar estoy obteniendo esto?

Necesitamos liberar al cuerpo de la tiranía de la mente. Ya que cuando la mente deje de necesitar tantas cosas, todo resultará más fácil. Para ello el primer paso que debemos tomar es dividir las necesidades que tiene el cuerpo y las que tiene la mente para tomar decisiones más conscientes.

 

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