¿Cuántas veces hemos oído esta frase la pasión nace o se hace?
Cuando somos pequeños ‘nuestras emociones son perfectas’, somos auténticos y cultivamos el placer de aprender nuevas cosas, sin recibir nada a cambio. Simple y pura afición.
Llega un punto en nuestras vidas en el que nos vemos confrontados a tomar una dirección que marca el principio de nuestra trayectoria profesional. Y muchos de nosotros nos encaminamos hacia un sendero distinto al deseado inicialmente. Pero tras varios años de experiencia y, en algún momento de nuestras vidas, nos planteamos si lo que estamos ejerciendo nos satisface realmente. Se trata de un punto de inflexión que debemos escuchar atentamente. Y reflexionar.
Darnos tiempo para desaprender, re-enfocar y tomar las riendas de nuestra vida.
Conviene plantearse un balance de nuestras competencias y evaluar aquello que nos gusta hacer y se nos da bien. Y aquello que hemos integrado en nuestra rutina, pero que quizás no nos llena del todo. En definitiva, aprender a desprogramar el disco duro e integrar aquello que nos hace bien a nosotros y las personas que nos rodean. Qué nos hace realmente felices y qué nos hace sentirnos útiles. Plenos. Estas son preguntas difíciles, que vale la pena plantearse. Como dijo Jerzey Gregorek:
Decisiones difíciles, vida fácil. Decisiones fáciles, vida difícil.
¿Y cómo podemos empezar a dar respuesta a estas preguntas? Leyendo libros o artículos de otros emprendedores o expertos en el campo; intercambiando con personas inquietas; descubriendo nuevas fuentes de inspiración y asistiendo a encuentros, presentaciones o formaciones. Las personas de las que nos rodeamos son clave.
No cabe duda que el libro Find your why – Encuentra tu Porqué- de Simon Sinek, escritor y líder inconfundible, es un excelente punto de partida.
El concepto del “WHY” es un viaje personal que nos ayuda a conectar con nosotros mismos y a rememorar aquello que nos apasiona hacer verdaderamente.
Nuestro propósito, aquello que nos inspira profundizando en el para qué o por qué de lo que hacemos. Logra reforzar nuestra visión y nos invita a compartirla con los demás para exteriorizarla y sentir que está viva. Nos sirve como un filtro para tomar mejores decisiones desde una óptica muy positiva. Nos aporta claridad y es capaz de hacer tangible, lo abstracto. Simon afirma que “el estado de plenitud es un derecho y no un privilegio. Es totalmente legítimo que cada uno de nosotros nos sintamos completos en nuestro trabajo; que nos despertemos ilusionados por ir al trabajo; que nos sintamos seguros cuando estemos allí y que volvamos a casa con el sentido de que hemos contribuido a algo más grande que nosotros mismos”.
Sinek ha construido una teoría sobre las marcas titulada The Golden Circle (el círculo dorado) en la que afirma que la gran mayoría de las empresas tienen claro a qué se dedican o qué hacen. Algunas incluso tienen una conciencia plena de cómo lo hacen o qué procesos siguen. Pero lo que muy pocas empresas tienen claro es la misión de para qué y por qué lo hacen.
Si bien requiere un gran trabajo de introspección y trabajo, el proceso de búsqueda de nuestro para qué y por qué nos aporta lucidez y nos ayuda a centrarnos en lo que verdaderamente nos gusta y apasiona.