Cebiotex – Tecnología para curar el cáncer de manera local en niños y adultos

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Conversamos con Joan Bertran, co-fundador y CEO de Cebiotex, una empresa social tecnológica que desarrolla membranas de nanofibras para el tratamiento local de tumores para niños y adultos.

El alma de Cebiotex es lo que nos hace diferentes.

Cebiotex es una empresa tecnológica que tiene un nuevo material textil – las nanofibras – que libera fármacos de manera local. Cuando un cirujano extirpa un tumor, ponemos la membrana en la herida, cerramos y hacemos una quimioterapia local por dos o tres semanas. El cuerpo reabsorbe todo y no quedan células cancerígenas. Cualquier startup o emprendedor tiene que tener una motivación que vaya más allá de lo económico. Si no hay corazón no tiras hacia delante.

Lo que queremos es que no se mueran más niños como se murió la hija de un buen amigo mío.

Esta niña se murió porque no podían controlar localmente un tumor que estaba alrededor de una arteria. La solución que ofrecemos en Cebiotex es envolver la arteria con una gasa con quimioterapia y matar las células de manera local. El alma de Cebiotex es que nuestra solución llegue a los niños. Nosotros empezamos el proyecto de manera altruista para ayudar a los niños con cáncer. Nadie cobraba un duro, las instituciones dejaban sus laboratorios gratis y todos íbamos a riesgo.

Si no hubiera sido por la buena gente que se esfuerza en recoger €2000 o €6000 no existiríamos.

A las compañías farmacéuticas nos les interesan los niños. El dinero que conseguimos para hacer las pruebas de concepto de la membrana (y para comprar animales de ensayo o maquinaria) lo conseguimos de filantropía. Por ejemplo esta pulsera que llevo puesta es un pulsera candela.

Cuando eres emprendedor y tienes una idea innovadora nadie te cree. Y menos el sistema financiero que es extremadamente conservador.

Nuestra baza es el crowdfunding, y crowdfunding también son las 3 F’s: la familia, los amigos y los locos. Y eso es verdad, porque si no eres capaz de convencer a tu círculo mas íntimo no convencerás a terceros. Los convencimos porque solucionamos un problema crítico con el que la gente empatiza, porque somos socios con experiencia y porque contamos con el apoyo de dos grandes instituciones que dan confianza: la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) y el Hospital Sant Joan de Déu (SJD).

Gracias a las 3F’s logramos recaudar alrededor de €300.000.

En ese momento éramos unos 60 socios con tickets de entre €700 y €3000 y nos apalancamos con capital de riesgo, con un préstamo participativo y con un préstamo del ministerio de industria. Es importante siempre tener una balanza. Esta primera ronda sirvió para testear lo que habíamos hecho dentro de la academia y pudimos ver los resultados se repetían de manera favorable; de tal manera que probamos que era escalable. Con estos resultados levantamos la segunda ronda, que estaba cubierta por el capital riesgo, pero solamente pivotando hacia un tumor de adultos y dejando de lado las indicaciones pediátricas.

Las indicaciones pediátricas no son rentables porque el tamaño de mercado de adultos es mucho más grande.

Cuando nos pidieron que nos enfocáramos en adultos decimos que no queríamos perder el foco pediátrico, por lo que nos negaron los fondos. Entonces salió Ship2B y Capital Cell. Gracias al acceso a la red de inversión de impacto hicimos la segunda ronda, en la cual conseguimos €600.000 y pudimos dar de lado a la financiación convencional. Al hacer una campaña de crowdfunding, se agregan inversores adicionales, p.ej. family offices o business angels, que también forman parte de este grupo de inversión de impacto. Además nos pudimos apalancar con fondos públicos y entre los dos grupos cerramos la segunda ronda con casi €2.000.000. Con este dinero pudimos hacer la preclínica.

Lo más importante en una campaña de crwodfunding es generar confianza.

Y la confianza se gana teniendo a instituciones de peso detrás, con medios de comunicación y marketing y con un buen trabajo. Cebiotex es un proyecto con tres patas, una pata clínica que sale de SJD, una pata científica -la parte farmacéutica que sale de los laboratorios de Investigación y Desarrollo de SJD y la parte tecnológica que es la maquinaria que hace nuestro producto. En el mundo clínico no saben lo que es una patente. En el mundo académico las patentes no se valoran: se paga por papers publicados y no por patentes. El mundo farmacéutico es muy científico y pesan mucho los papers.

En la industria privada el conocimiento es lo que más se valora: las patentes.

Por temas de dinero tenemos patentada nuestra tecnología en Estados Unidos, Europa y China. Y en las agencias de salud es lo mismo; nosotros estamos bajo el paraguas de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la Food and Drug Administration de Estados Unidos (FDA), que nos permite llegar a Latinoamérica; también planeamos hacer algo en China. Estos son nuestros tres mercado principales. En Europa, si quieres cubrir todos los países de la Unión Europea, la patente cuesta más de €40.000, en Estados Unidos no cuesta ni €3000 (se paga cada tres años) y en China cuesta $1.300 (cada año). La comercialización de un fármaco en Europa requiere que vayas a agencia por agencia. Cuando la FDA te autoriza llegas directamente a todas las agencias. En España debes ir comunidad por comunidad.

Si nosotros no hubiéramos tenido esta primera patente no existiría Cebiotex. La propiedad intelectual en mi tipo de Startup es la clave.

Para patentar primero tienes que buscar una buena compañía de patentes, que sepa y esté especializada en tu(s) producto(s), teniendo en cuenta cuántos productos como el tuyo ha patentado. Prefiero trabajar con agencias híper especializadas que con generalistas. Lo primero que se le pide a la agencia es un estudio de patentabilidad y si ese estudio de patentabilidad sale positivo, empiezas a redactar la patente. Al redactar la patente es importante hacer firmado contratos de confidencialidad con todo el mundo, para que nadie publique nada, para que nadie mencione nada en una conferencia. Nadie puede decir absolutamente nada porque sino no es patentable. Una vez la patente se presenta, se valora si se comunica o no. Yo diría que el mayor aprendizaje es que si tú ves clara una cosa y no te rindes, la consigues. La fuerza para perseverar y no rendirme es pensando que esto va curar a un niño.

Si no fuera por los niños, no estaríamos hablando.

¿Y los niños por qué? Yo cojo un cáncer y me hacen quimioterapia o radioterapia y tengo muchas más posibilidades de vivir bien que un niño en la misma situación.

Si se trata a niños, de entre 1 y 4 años, con radioterapia se les queman las células y el hueso o el tejido intervenido nunca más crecerá.

El 80% de quimioterapia que se le administra hoy a los niños, no está diseñada para ellos. Está diseñada para adultos y los tumores de niños no son iguales que los tumores de adultos. Esto les crea graves secuelas físicas, como por ejemplo que les vuelva a provocar cáncer en la adolescencia. Entonces poder tratar a un niño con 1, 2 o 3 años, sacarle el tumor y ponerle nuestra membrana, para asegurar que las células cancerígenas se extinguen, tiene como resultado de que el niño no se enterará en su vida de que ha tenido cáncer. Eso me motiva mucho.

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