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La inversión de impacto apoya financieramente a empresas que nacen con el objetivo de abordar los grandes retos que tenemos como sociedad (el cambio climático, la desigualdad, la educación) y que ofrecen soluciones innovadoras para resolverlos.
Estamos viviendo un punto de inflexión: cada vez somos más las personas que apostamos por el cambio positivo. En este último episodio de Historias de Garaje hablamos de inversión de impacto, un nuevo paradigma que pone el capital al servicio de la sociedad y el planeta.
José Luis Ruiz de Munain, CEO de Spain NAB, Antonio González, CEO de Impact Hub Madrid y José Moncada, Director General de La Bolsa Social nos comparten la evolución, las tendencias y los retos de la inversión de impacto en España y lo que hace falta para que la inversión de impacto se convierta en la norma.
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José Luis Ruiz de Munain, CEO de Spain NAB, Antonio González, CEO de Impact Hub Madrid y José Moncada, Director General de La Bolsa Social nos comparten la evolución, las tendencias y los retos de la inversión de impacto en España y lo que hace falta para que la inversión de impacto se convierta en la norma.
José Luis: La inversión de impacto significa poner el dinero de la financiación al servicio de la transformación social. Es pasar del paradigma de invertir solo buscando rentabilidad y midiéndolo con el riesgo, a ir un poco más allá e invertir en empresas y proyectos que transformen la realidad para mejor, que tengan un impacto positivo. No solo que no tengan un impacto negativo, que eso sería lo que se llama la inversión socialmente responsable o la inversión sostenible, sino realmente provocar un cambio en la sociedad.
La inversión de impacto apoya financieramente a empresas que nacen con el objetivo de abordar los grandes retos que tenemos como sociedad (el cambio climático, la desigualdad, la educación) y que ofrecen soluciones innovadoras para resolverlos.
La medición del impacto social es un aspecto fundamental de la inversión de impacto porque el inversor de impacto busca esas dos cosas: una rentabilidad justa y adecuada para su inversión y también transformar mejorar realidad.
Antonio: El concepto de inversión de impacto nace de una corriente de nuevas formas de empresa, de nuevas economías. El primer fenómeno emergente es la Responsabilidad Social Corporativa, luego el emprendimiento social y la innovación social, las cuales empiezan a generar propuestas de valor que incluyen el impacto social y medioambiental. Lógicamente se abre un debate sobre dónde está la financiación de las iniciativas de impacto, de estos nuevos modelos de negocio que, como dice B-Corp, ¨no son las mejores empresas del mundo, sino las mejores empresas para el mundo¨. Ahí es cuando surge la necesidad de construir instrumentos financieros que apoye a esas nuevas formas de hacer negocio. José Luis: Nosotros desde el NAB y la Global Steering Group (GSG) que es la organización global a la que pertenecemos, tenemos un entendimiento de la inversión de impacto amplia. La entendemos como un espectro de capital que al igual que cualquier inversión, el inversor tiene un determinado apetito tanto como el riesgo como por la rentabilidad, y en este caso adicional, por el impacto.
Conviene hacer memoria por allá en el año 2010, cuando JP Morgan lanza el primer informe autorizado en materia de inversión de impacto y la define como “Impact First or Finance First”: Aquellos inversores que buscan antes la rentabilidad económica que el impacto o viceversa, pero siempre metiendo en la ecuación a ambos.
La inversión de impacto no solo puede transformar el mundo de la empresa hacia una visión más social, sino también el mundo del tercer sector, de lo social hacia una visión económicamente sostenible.
Ahí entran en juego esquemas como los contratos de impacto social, colaboraciones público – privadas, provisión de servicios sociales innovadores, que los pueden ofertar empresas o entidades sin ánimo de lucro pero que aspiran a esa sostenibilidad económica. Antonio González: Hay que ser conscientes de la rapidez de la evolución. Hace 15 años, prácticamente nadie hablaba de inversión de impacto. Primero se empezó hablar de impacto, de innovación social, la necesidad de cambiar, la forma de hacer empresa. Creo que esa evolución es muy rápida, si vemos los números todavía, el volumen comparado con el mercado financiero en general, no es todavía muy importante, pero creo que ya se ha ganado una posición institucional y ya existe todo un sector de actividad y un área de interés en el mercado financiero.
José: Estoy de acuerdo en cómo se ha desarrollado impresionantemente en estos últimos años ese sector, aunque sigue siendo un sector que está dando sus primeros pasos, sigue siendo un nicho pequeño. Nosotros hemos vivido ese proceso, la Bolsa Social empezamos en 2015. Desde mi experiencia cuando vine de París a España con la idea de montar la bolsa social, en 2015 la montamos y comencé a conocer a los actores y la verdad es que me costó una semana o semana y media conocer a todos porque no había muchos actores.
Estaba el gran pionero de la inversión de impacto en España: Triodos Bank, que desde 2004 lleva en España haciendo finanzas sostenibles, inversión de impacto, financiando el cambio social y medio ambiental, como misión. Antes no le llamaban inversión de impacto, porque es un término que se acuña en 2007 en realidad. Cuando llegamos vimos que había muy poquitos actores, estaba la Fundación Creas, GAWA Capital y Ship2B. Nosotros nos decidimos por una inversión de impacto participativa, abierta a todo el mundo, es algo que me gusta ver como efectivamente lo que en 2015 nos miraban como si fuéramos marcianos y el tiempo ha demostrado que tiene sentido.
Cada vez más la gente quiere invertir su dinero de acuerdo con sus valores. No es donar y luego invertir sólo buscando rentabilidad; se puede invertir con rentabilidad y obtener esa transformación social que deseamos.
El gran peligro es el greenwashing, el impactwashing: muchos intermediarios financieros convencionales lanzan un fondo que lo llaman de impacto porque lo colorean de ODS.
Este proceso también ha sido impulsado por la Unión Europea quien ha sido pionera en crear un marco jurídico de la inversión de impacto social con el Social Business Initiative y creó el reglamento de fondos de emprendimientos social europeo, donde ya se definió que era una empresa social con normativa armonizada y por tanto sentando las bases para desarrollar el sector y darle carta de naturaleza dentro del sector financiero, que esto era muy importante.José Luis: Este término viene del mundo anglosajón allá por el año 2007 y esto está muy en línea con la medición del impacto. Creo que eso es un punto importante en el impulso de la inversión de impacto en estos países.
En el mundo anglosajón se tiene esa cultura de medición, de transparencia y de rendición de cuentas (accountability) que probablemente en el mundo latino no tengamos.
Aquí en España creo que hubo un hito muy importante donde se empezó a construir un ecosistema y es en 2011 cuando la Fundación Compromiso Empresarial de la mano Javier Cavanna nos convoca a un grupo de 40 personas para analizar ese estudio de JP Morgan y ver qué rol queríamos que tuviera el ecosistema español en esto. De aquello salió un primer documento que fue el mapa de inversión de impacto en España del que participé activamente y me siento muy orgulloso, y a partir de aquel ecosistema es de donde se ha ido construyendo hasta donde hemos llegado en el día de hoy.
En la Cumbre del G8, en 2013, liderada por los británicos, se abre el concepto de la inversión de impacto a países no anglosajones.
Por ejemplo, en Francia la inversión de impacto en Francia nace del ecosistema de la economía social y solidaria clásica, y se ha ido modernizando y se está dando una convergencia que hace que actores como Banque des territoires que es una entidad de la economía social muy potente colaborando con BNP Paribas que es un banco tradicional histórico francés que siempre se ha movido por el beneficio y que ahora empieza a mirar con mucha atención esto.
Portugal en 2014 tras la salida de la crisis y el rescate europeo de la economía portuguesa, deciden reinventarse y buscar nuevos canales para fomentar ese progreso social. La inversión de impacto suena bien. Una gran fundación que fue la Fundación Calouste Gulbenkian empuja para convencer al gobierno de que movilizarse fondos europeos del fondo social europeo para construir una gran estrategia nacional de inversión de impacto portuguesa.
En el 2018 veíamos el Global Steering Group (GSG) for Impact Investment, que es la evolución del G8, como ecosistema español no formábamos parte de esa plataforma y era bastante sorprendente e incluso triste. Ahí es cuando tres entidades UnLtd Spain, Fundación Open Value y Eurocapital, emprendemos todo ese camino en tratar de aglutinar ese sector y lograr que España entrase en esta liga mundial de los países más avanzados en materia de inversión de impacto.
En España creo que el actor que claramente está faltando en la ecuación es el sector público.
José Luis: Este término viene del mundo anglosajón allá por el año 2007 y esto está muy en línea con la medición del impacto. Creo que eso es un punto importante en el impulso de la inversión de impacto en estos países.
En el mundo anglosajón se tiene esa cultura de medición, de transparencia y de rendición de cuentas (accountability) que probablemente en el mundo latino no tengamos.
Aquí en España creo que hubo un hito muy importante donde se empezó a construir un ecosistema y es en 2011 cuando la Fundación Compromiso Empresarial de la mano Javier Cavanna nos convoca a un grupo de 40 personas para analizar ese estudio de JP Morgan y ver qué rol queríamos que tuviera el ecosistema español en esto. De aquello salió un primer documento que fue el mapa de inversión de impacto en España del que participé activamente y me siento muy orgulloso, y a partir de aquel ecosistema es de donde se ha ido construyendo hasta donde hemos llegado en el día de hoy.
En la Cumbre del G8, en 2013, liderada por los británicos, se abre el concepto de la inversión de impacto a países no anglosajones.
Por ejemplo, en Francia la inversión de impacto en Francia nace del ecosistema de la economía social y solidaria clásica, y se ha ido modernizando y se está dando una convergencia que hace que actores como Banque des territoires que es una entidad de la economía social muy potente colaborando con BNP Paribas que es un banco tradicional histórico francés que siempre se ha movido por el beneficio y que ahora empieza a mirar con mucha atención esto.
Portugal en 2014 tras la salida de la crisis y el rescate europeo de la economía portuguesa, deciden reinventarse y buscar nuevos canales para fomentar ese progreso social. La inversión de impacto suena bien. Una gran fundación que fue la Fundación Calouste Gulbenkian empuja para convencer al gobierno de que movilizarse fondos europeos del fondo social europeo para construir una gran estrategia nacional de inversión de impacto portuguesa.
En el 2018 veíamos el Global Steering Group (GSG) for Impact Investment, que es la evolución del G8, como ecosistema español no formábamos parte de esa plataforma y era bastante sorprendente e incluso triste. Ahí es cuando tres entidades UnLtd Spain, Fundación Open Value y Eurocapital, emprendemos todo ese camino en tratar de aglutinar ese sector y lograr que España entrase en esta liga mundial de los países más avanzados en materia de inversión de impacto.
En España creo que el actor que claramente está faltando en la ecuación es el sector público.
José Luis: Justamente no lo sé, todavía hay mucha incertidumbre sobre estos fondos de Next Generation, creo que es una oportunidad buenísima desde luego para impulsar el ecosistema de inversión de impacto social y del emprendimiento social. Los fondos públicos en este sentido pueden tener un efecto catalizador de la inversión privada en impacto social, a través de instrumentos de financiación combinada como los llamados “blended finance”.
La inversión de impacto tiene más riesgo, sino el mercado ya lo hubiera cubierto de una manera espontánea, sin necesidad de generar incentivos. Entonces, tenemos que arbitrar mecanismos que permitan al inversor privado asumir ese riesgo.
Ahí el inversor público tiene un rol muy interesante, que puede ser catalizador.
Antonio: yo soy optimista. Lo cierto es que tanto el Green New Deal Europeo como toda la política y todo el marco del uso de estos fondos de Next Generation están muy focalizados y muy dirigidos a las palancas de digitalización pero sobre todo de sostenibilidad.
Creo que los Fondos Next Generation van a apalancar y apoyar el desarrollo de las estructuras financieras de impacto en los próximos años.
José Luis: Creo que estos fondos van a impulsar una mentalidad de inclusión social y de sostenibilidad y a generar un cambio de cultura y de conciencia, no me cabe la menor duda.
Con los Fondos Next Generation veo un reto muy importante en la escala, porque son proyectos de un volumen inmenso, donde solamente unas pocas entidades y organizaciones van a estar preparadas para canalizarlos.
Tenemos que ser capaces entre todos de institucionalizar la inversión de impacto para que aquellos actores que van a ser capaces de canalizar esos dineros integren de verdad el impacto en sus modelos de negocio y de operaciones, para que luego ese dinero llegue a los proyectos de menor tamaño. Por otro lado, estos fondos no van a ir solo destinados a la sostenibilidad, también va haber una parte bien importante destinada a la reforma de las administraciones, al cómo trabajan y cómo operan. José: Para que la inversión de impacto sea la norma, lo fundamental es crear un cambio de mentalidad, que las empresas se den cuenta que los consumidores le están demandando una mayor responsabilidad y que, por lo tanto, tienen que integrar de una manera natural todas las dimensiones medioambientales y sociales en su propuesta de valor. Nosotros los intermediarios lo que tenemos que hacer es hacer bien nuestra labor desde los fondos de impacto, las plataformas de inversión participativa, etc. Que el sector público cree un marco jurídico adecuado para la promoción de la inversión de impacto social, en la promoción de las empresas sociales.
José Luis: Está claro que el cambio si lo hay, va a venir de la mano del ciudadano, del consumidor, del votante y a través de sus decisiones diarias de voto, de compra y de comportamiento. Nosotros desde la experiencia, nuestro principal objetivo es institucionalizar esto y creemos que un rol muy importante –porque no siempre la política está ligada a un sentimiento de la ciudadanía – pensamos que es fundamental también un rol de liderazgo claro del sector público para impulsar esto. Animar a que también el sector público asuma más riesgos, que impulse y que innove.
Antonio: Para que la inversión de impacto sea la norma hace falta un poco de tiempo, porque soy un convencido de que esto ya es una tendencia histórica, emergente, de cambio de paradigma, de sociedad, cambio sistémico, que dejamos atrás el siglo XX con sus dualidades con su priorización de la magnificación de la rentabilidad económica por encima de cualquier cosa y que obligatoriamente la sociedad en el marco de esta carrera hacia el 2030 de cumplimiento de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de supervivencia de la raza humana y de cambio de modelo.
El tipo de empresa del futuro va a ser respetuosa con el medio ambiente y con su impacto social, y esto no va a ser una opción, sino va a ser una norma. Por lo tanto, el mercado financiero acompañará eso y la inversión de impacto va a ser la referencia.
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