Navegar por internet para desconectar es algo muy frecuente y buscando encontramos la charla «Por qué ser respetuoso con tus compañeros es bueno para el negocio» en la que Christine Porath habla sobre la importancia real del civismo social y de los efectos que produce la falta de cortesía.
Los efectos que produce en todos los niveles: el personal, el social y el profesional. Una palabra grosera, un insulto o un gesto violento hacen que el interlocutor sufra y reaccione de manera impulsiva.
Porath nos plantea casos verídicos de profesionales que han tenido que abandonar sus puestos de trabajo por sentirse incómodos, o incluso agredidos psicológicamente. Las faltas de respeto entre individuos crean situaciones extremas que nos llevan a perder el control, generando así, dice Porath, niveles altos de estrés. Sin embargo nos ofrece soluciones para volvernos más cívicos. No se trata de ir ayudando a todo aquel que lo pida, sino de algo mucho más simple.
Con un “hola” o una sonrisa uno transmite respeto y cercanía.
En la charla se menciona un estudio que indica que los líderes que tratan a sus empleados con educación, tienen más posibilidades de que sigan creciendo juntos que aquellos que lo hacen rudamente. No podríamos estar más de acuerdo con Christine cuando afirma que la primera acción de respeto depende de nosotros mismos y por lo tanto podemos empezar YA. Otra charla que nos ayuda a ser más respetuosos y empáticos es la del psicólogo Daniel Goleman. En la charla ¿Por qué no somos más compasivos? presenta su dilema sobre la falta de atención que ponemos en lo que hacemos. Incluso cuando ayudamos a otros, la atención pasa a nosotros mismos.
El autor de libros como Inteligencia emocional o Inteligencia social nos cuenta que al ayudar a otra persona se activa una parte del cerebro que nos produce sensación de orgullo y satisfacción personal. Por ello recomienda prestar plena atención a la persona que tenemos enfrente cuando pida ser escuchada. Porque se producirá un beneficio mutuo. También habla de la tendencia que tenemos a hablar de nosotros mismos, “yo hice, yo fui, yo estuve”, creando así una desviación de la atención hacia nuestro discurso. Propone un test, que te recomendamos: en las próximas conversaciones observad en qué momento habláis de vosotros y cuánto usáis la palabra “tú”.
Estas charlas explican la importancia de prestar plena atención a todo lo que hacemos, desde ser consciente del vocabulario que usamos hasta ayudar a levantarse a alguien que está siendo pisoteado.
“Pequeños detalles engrandecen las cosas”, dijo un sabio.
Cuando empezamos a darnos cuenta de cómo funcionamos, podemos empezar a construir relaciones genuinas y sanas, en lo personal y profesional. Y son justamente estas relaciones genuinas y sanas las que hacen que nuestros entornos se caractericen por su estado de ligereza, bienestar y creatividad. Estos entornos fomentan el desarrollo del potencial de cada individuo por lo que se logran mejores resultados en nuestros proyectos de impacto.