En Europa las personas de +65 años representan el 19% de la población. En el año 2050, 2.000 millones de personas tendrá más de 60 años. Estamos viviendo un fenómeno mundial sin precedentes, la revolución de la longevidad, que conlleva a su vez grandes retos.
El primer reto es resignificar la vejez. ¿Esto qué quiere decir? Estamos en un momento en el que la esperanza de vida media son 82 años y eso es un verdadero logro de nuestra sociedad. Pero ¿cómo entendemos esta etapa de la vida? Envejecer, actualmente, está rodeado de connotaciones y estereotipos negativos con los que las personas de +60 ya no se identifican.
Las personas mayores en nuestra sociedad son un colectivo muy amplio sobre el que no debemos generalizar. Hemos de reconocer y encauzar todo el talento de los sénior para contribuir al desarrollo de proyectos de vida con sentido y a su vez mejorar la sociedad. Esto está relacionado con la promoción de procesos de envejecimiento de una forma activa:
Invertir en la promoción de la autonomía más que en la atención a la dependencia.
El segundo reto está relacionado con el abordaje de las situaciones de dependencia. ¿Cuál es el modelo de atención imperante en los recursos sociosanitarios dirigidos al cuidado de las personas mayores? En este sentido detectamos una gran necesidad de repensar las residencias o el modelo de centros actual. Pensados para atender los casos de dependencia más severos están más cerca de modelos sanitarios que de modelos de vida.
Mientras hay vida, hay un proyecto de vida.
Este cambio pasa por rediseñar los centros para que sean acogedores y cercanos, buscar ubicaciones en zonas céntricas que permitan seguir siendo partícipes de la comunidad en la que vivimos y, lo más importante, cambiar la cultura del cuidado que impera en las organizaciones poniendo a las personas en el centro de la atención.
¿Cómo deberían ser las residencias en las que nos gustaría hacernos mayores? ¿Cómo promovemos nuevas soluciones habitacionales para personas mayores que sean autónomas pero que no quieran estar solas? ¿Cómo hacemos todo esto sostenible desde el punto de vista económico? Estas son las preguntas que se plantearon Noelia López, Ricardo Fra, Francisco Martínez y Lucía Saborido, quienes han co-creado un modelo integral para dar respuesta a los retos que plantea la revolución de la longevidad. El modelo se integra de tres proyectos que con vida propia.
En 2013 empezaron su viaje como emprendedores sociales con el proyecto Saraiva Sénior, nuevo concepto de residencias para personas mayores basado en un modelo de calidad de vida más allá de un modelo institucional de cuidados. Actualmente cuentan con 3 centros multi servicios en el área de Pontevedra y ofrecen servicios de cuidado a más de 400 personas mayores.
En el mismo 2013 crearon Activiza, una consultoría de innovación social en la que colaboran con entidades públicas y privadas para impulsar el cambio de mindset entorno a la vejez. Cuentan con una metodología propia dirigida a los equipos profesionales de residencias con la que abordan procesos de acompañamiento que permiten a la organización aplicar la atención centrada en la persona. Han impartido formación en el modelo de cambio de cultura a más de 1.500 profesionales del sector de la atención a personas mayores en toda España.
Envita es su proyecto más reciente. En el año 2017 comenzaron con la idea de generar una nueva herramienta para abordar el reto de ofrecer una atención personalizada en residencias. En todo el camino recorrido se dieron cuenta de que cuando los equipos recopilan la historia de vida de las personas a las que cuidan, no sólo las conocen mejor, sino que además pueden ofrecer unos mejores cuidados. Así nació la idea de crear Envita, una plataforma online que guía a profesionales en la elaboración de los libros de vida de las personas que requieren cuidados. Envita no sólo se utiliza en residencias, sino que ahora permite que cualquier persona pueda recopilar su historia de vida, fotografías, anécdotas, deseos en un libro único.
Envita fomenta la trascendencia a la persona, pues facilita que la persona pueda dejar un legado familiar y a su vez, tras la revisión de vida, descubrir nuevas metas o expresar deseos.