Si observamos los datos de la ONU, sólo el 30% de quienes investigan en todo el mundo son mujeres. ¿Falta de aptitudes y capacidades? ¿Falta de motivación? Claro que no. Se trata de una problemática compleja que necesita ser atendida, comprendida y finalmente transformada si aspiramos a vivir en sociedades igualitarias.
Los estereotipos de género, es decir, las creencias arraigadas acerca de cómo son y cómo deben ser mujeres y hombres, juegan un papel muy importante y se forman a muy temprana edad.
Entre los 5 y 7 años de edad se forman los estereotipos de género.
Los estereotipos de género inciden de forma silenciosa e inclinan la balanza hacia una opción u otra, incluso borrando opciones. Tal es su importancia que influyen en las decisiones fundamentales de nuestra vida, como por ejemplo, al momento de elegir una profesión. Numerosos estudios en el mundo preguntaron a niños/as de jardín y primaria qué querían ser cuando fueran grandes. La mayoría de las niñas dibujaron maestras, peluqueras y doctoras mientras que los niños dibujaron bomberos, pilotos de avión, y científicos.
Sólo el 7% de las niñas se ven a sí mismas como científicas (Science)
El 11 de febrero de cada año se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una iniciativa para visibilizar la urgencia de crear conciencia y de facilitar el acceso y el desarrollo de mujeres y niñas al campo de la ciencia.
Desde Efecto Colibrí, hablamos con Magdalena Garmendia, licenciada en Ciencia Política y doctoranda en Ciencias Sociales (UBA- CONICET). Magdalena investiga las políticas públicas de fomento al emprendedorismo implementadas en Argentina en la última década.
