New Normal – Los tiempos difíciles crean gente fuerte

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Todos tuvimos que adaptarnos a la nueva normalidad casi de la noche a la mañana y nos tomó desprevenidos, teniendo que adaptar nuestras rutinas diarias y revisar nuestras vidas.

Como una persona de vaso medio lleno, veo una gran oportunidad en todo esto. Una oportunidad para reflexionar, para nutrir las relaciones a nuestro alrededor, y para perseverar tomando la vida como es; día a día. Aquí están mis 5 aprendizajes:

  1. Practica la paciencia ahora, siempre la necesitarás después: Independientemente de la paciencia que tengas en general, probablemente necesites más de ella en estos días. Está bien perder la paciencia de vez en cuando y explotar, pero solamente para recordarnos que es necesario perseverar. Creo que tener que practicarla diariamente y levantarnos de los momentos bajos, naturalmente aumenta nuestro suministro de paciencia a largo plazo. Esperemos que salgamos más tranquilos y con mayor aceptación hacia lo que nos toque enfrentar en un futuro cercano.
  2. Piensa en los demás más que nunca: La mayoría de nosotros no nos hemos quedado en casa por nosotros mismos, sino por el bien de nuestros ancianos y de las personas en situación de vulnerabilidad. También, lo hacemos para prevenir que el sistema médico colapse.

Este es el momento de pensar en cómo nuestras pequeñas acciones y decisiones individuales pueden impactar en la salud de alguien, y colectivamente en la economía.

¿Qué pasa si todos decimos: «No, no puedo quedarme en casa»? Nuestros padres y abuelos se adhieren a las reglas y no entienden porqué tenemos un problema con ello. Creo que lo que todos podemos aprender de esto, es a ser más empáticos con los demás y a hacer las cosas solamente porque es mejor para todos, no únicamente para nosotros. Si lo hacemos, el mundo será un mejor lugar en todos los aspectos.

  1. Practica la gratitud diariamente: No es un secreto que algunos de nosotros estamos en una posición mucho más privilegiada que otros en todo esto. La gente se enferma, ven morir a sus ancianos, trabajan largas horas en hospitales arriesgando su propia salud. La gente que pierde sus trabajos, necesita anunciar la bancarrota, tiene que cuidar a los niños y trabajar al mismo tiempo, y no pueden pagar el alquiler. O la gente que está atrapada en casa con parejas abusivas. Si no tenemos que enfrentarnos a nada de esto, ¡podemos considerarnos verdaderamente afortunados!

Sí, quedarse en casa es difícil después de tanto tiempo, pero es factible. Practicar la gratitud ahora es también aprender a apreciar las pequeñas cosas de la vida a largo plazo.

El abrazo de tu pareja, tener tiempo para leer un libro, aprender a cocinar algo nuevo, pasar tiempo de calidad con los niños. Todo esto no tiene precio y esperamos que nos ayude a reducir nuestro ritmo cuando volvamos a la normalidad.

  1. Aprende a ser amable y a cuidar de ti misma: No estamos acostumbrados a cuidarnos a nosotros tan bien como lo hacemos con los demás. Decimos cumplidos y ofrecemos palabras amables a nuestros seres queridos. A la vez, somos despiadadamente críticos con nosotros mismos (yo lo soy). ¿Por qué no aprender a mimarnos? Si tienes un mal día, tómatelo con calma, sé comprensivo contigo misma y recompénsalo con algo que sepas que te hace sentir mejor. Respira, medita, escucha tu música favorita, cocina tu comida favorita, ponte tu mejor ropa (no importa que nadie la vea), o no hagas nada en absoluto, sin culpa. Es importante ser resiliente en tiempos de crisis.

Creo que si aprendemos a cultivar mejor nuestra salud mental durante este tiempo, estaremos menos estresados en general cuando volvamos a nuestra rutina.

  1. Ser adaptable y construir nuevos hábitos en el camino: Hay una cita que me parece muy cierta: «Los tiempos difíciles crean gente fuerte. La gente fuerte crea buenos tiempos. Los buenos tiempos crean gente débil. La gente débil crea tiempos difíciles.» El círculo vicioso continúa. Creo que nuestra generación se encuentra en «Tiempos mejores crean gente débil» o incluso un paso más allá. No es nuestra culpa, pero como generaciones anteriores trabajaron duro, significó que podíamos aflojar. Y cuando lo hicimos, afectó a nuestra paciencia, adaptabilidad y perseverancia.

Mi abuela era la persona más ingeniosa que he conocido. Tenía la capacidad de cocinar una comida nutritiva y deliciosa con muy poco. Creo que en cierto modo, estos tiempos nos están enseñando a ser más así.

Necesitamos repensar viejos hábitos, adaptarnos a la nueva normalidad, y construir rutinas que funcionen ahora en vez de estancarnos en lo mismo. Esto a su vez nos ayudará a ser más ágiles en el futuro.

Me gusta pensar que no vamos a volver a las viejas costumbres tan pronto nuestros restaurantes y aeropuertos abran. Espero que nos detengamos a pensar qué clase de personas queremos ser y qué mundo queremos ver cuando salgamos del todo.

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