Aprendizajes de un emprendedor social en serie

Rodrigo Garay, emprendedor social en serie

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Cuando estaba trabajando en lo que podría parecer un trabajo perfecto, sentía que no hacía nada con mi tiempo. Cuando llegaba a casa y mi mujer me preguntaba  que cómo había ido el día, mi respuesta siempre era: no ha pasado nada. Cuando miro atrás, me doy cuenta de que siempre he querido hacer las cosas de manera diferente.

Desde que emprendí por primera vez, hace 12 años, siento que sí hago algo.

Para mi existen dos razones clave por las que emprendo: La primera es mi personalidad. Hay muchas personas creativas que pintan o hacen películas. Yo hago organizaciones. La segunda razón es que escojo temas/problemas personales. Los problemas que me afectan a mi personalmente o a personas que conozco son los que me mueven a buscar soluciones.

Hablamos con Rodrigo Garay, fundador de 5 organizaciones de impacto positivo: Accountability International, Working For Change, Diversitas Academy, NGO Factory y Ponture.

Rodrigo nos comparte su experiencia emprendedora, sus mayores retos  y las técnicas que puso en marcha (y sigue aplicando) para llevar sus proyectos e impacto positivo al siguiente nivel.

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TRANSCRIPCIÓN

Todo empezó hace 12 años en Sudáfrica. Era la inauguración de la conferencia mundial sobre el sida y yo era el director de la organización que organizaba la conferencia. En ese momento había al menos 5 millones de personas viviendo con sida. Todos estábamos esperando que el presidente de Sudáfrica o expertos en el tema del sida hablaran sobre el tema. Pero no fue así.

De repente se escucha “ Señor presidente, somos seres humanos y necesitamos su ayuda”. En ese momento pensé “quién es esta persona que está hablado como un gran líder?”Cuando miré hacia el lugar de donde procedía la voz, me encontré con un niño de 10 años. Un niño que había perdido a sus padres por el sida y también tenía sida.Después de la conferencia fui a hablar con él y le di mi reloj. Le dije: «En este reloj puedes ver la hora de 5 países diferentes y nunca vas a estar solo».

Yo soy hijo de refugiados político y como tal tuve que abandonar Chile con 10 años, para ir a Rumanía y de Rumanía tuvimos que escapar a Suecia. Esto me hizo madurar muy pronto, porque tuve que asumir responsabilidad que no te debería tocar como niño.

Me identifiqué con el niño de Sudáfrica, porque él también estaba asumiendo una responsabilidad que no le debería haber tocado.

Así es como empezó mi trabajo como emprendedor social. ¿Qué podía hacer yo para que el presidente de Sudáfrica tomara decisiones y llevara a cabo acciones para solucionar la crisis del sida?

Yo tuve un trabajo como corredor de seguros internacionales. En esta industria, hay ratings que tienen mucha influencia sobre los países. Entonces pensé:

Vamos a hacer un rating del liderazgo político en el tema del sida.

Hacer ratings nos permitirá analizar lo que están haciendo los países en relación con lo que han dicho/prometido que van a hacer. Es así como surgió la organización Accountability International.

Tenía una idea pero no sabía ni como implementarla y ni como financiarla.

Lo que sí tenía era contactos con diferentes organizaciones en diferentes partes el mundo. A partir de ahí, pensé y definí bien los actores a los que le iba a pedir ayuda y lo que necesitaba para que me la dieran. Pensaba que solamente necesitaría 3 meses para lograr el apoyo financiero y político que necesitaba. Tardé un año en que me dieran el apoyo que necesitaba…. Y menos mal, porque si no lo hubiera logrado, hubiera tenido que abandonar la idea. Solamente me quedaba un mes de ahorros para sobrevivir.

Los principios toman tiempo.

¿Cómo lo hice? Lo primero fue contar con el apoyo de expertos que demostraran que  la idea se podía llevar a cabo. Cada semana ponía un nombre nuevo en la página web para que se viera que un nuevo experto o una nueva organización apoyaba la iniciativa. Acabé contando con el apoyo de 150 nombres. Cuando fui a pedir apoyo financiero del gobierno sueco y el noruego, me preguntaron: ¿y quien apoya con esto? Y en ese momento saqué mi lista y logré que me apoyaran financieramente.

He seguido estableciendo nuevas organizaciones por dos razones. La primera es mi personalidad.

Hay muchas personas creativas que pintan o hacen películas. Yo hago organizaciones.

La segunda razón es que escojo temas/problemas personales. Los problemas que me afectan a mi personalmente o a personas que conozco son los que me mueven a buscar soluciones.

Cuando estaba trabajando en lo que podría parecer un trabajo perfecto, sentía que no hacía nada con mi tiempo. Cuando llegaba a casa y mi mujer me preguntaba  que cómo había ido el día, mi respuesta siempre era: no ha pasado nada. Cuando miro atrás, me doy cuenta de que siempre he querido hacer las cosas de manera diferente.

Y he pasado miedo. Me surgían muchas preguntas (y todavía me surgen): ¿Le va a gustar a la gente lo que hago? ¿Van a comprar?

Para mi ser emprendedor siempre ha sido un tema de encontrar el balance entre la creatividad y la ansiedad.

Uso la creatividad para producir ideas, pero siempre tengo el temor del “que va a pasar”. Es importante entender que te puede ir bien y te puede ir mal. De las ideas que intenté llevar a cabo hay varias que no han funcionado. Se trata de probar . Esto es lo que hace a un emprendedor. Si uno pensara todo el tiempo en todo lo malo, no te atreverías a crear.

Con el tiempo he aprendido a manejar la incertidumbre. Ahora me lanzo, pero con más cuidado.

Ahora pienso antes de lanzarme. De esta manera puedes mitigar el dolor de la caída (en el caso de que te caigas) y saber que puedes sobrevivir. He aprendido mucho de las caídas. Mis mayores fracasos han tenido que ver con gente. Tanto a nivel de socios como a nivel de talento. Me he visto forzado a divorciarme de socios y empleados.

Los divorcios son, para mi, lo más difícil de emprender. Mucho más que tener problemas financieros.

Es muy difícil identificar bien a las personas con las que colaborar. Para mi la mejor fórmula es trabajar juntos. Empezar con una colaboración en un proyecto pequeño. Esto te permite relacionarte, aprender y ver como se funciona en conjunto. Cuando colaboras con personas, te das cuenta de cómo funcionan y después puedes tomar una decisión informada de si formalizas la alianza o no.

Otra lección aprendida en el camino, es que es mejor empezar pequeño. Cuando lancé mi primera organización, me preguntaron: ¿y dónde quieres hacer los ratings? Y yo dije: en todos los países del mundo. Esto fue un error. Ahora empezaría por un país para testear si la idea funciona y, si funciona, pasaría a la fase dos: crear el modelo de negocio o de financiamiento para escalar la idea a otros países.

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