Nuestra invitada es Virginia Gawel, psicóloga, docente y escritora. Fundadora y Directora del Centro Transpersonal de Buenos Aires, el cual trabaja en la integración de las Psicologías de Oriente y Occidente. Autora del libro El Fin del Autoodio.
«Las personas podemos ir saliendo de las trampas y entrando en una sencillez voluntaria, porque nos damos cuenta que el sistema está armado para el ego».
En este podcast hablamos de un tema no muy explorado en el mundo de la innovación social: el ego. ¿Por qué competimos con los demás, queremos ser mejores que ellos, ganar, ser reconocidos, ser lindos, exitosos? ¿Podemos dejar de hacerlo? ¿Quiénes somos en realidad? Sobre todo, charlamos sobre cómo gestionar el ego para que sea un buen aliado, y prácticas para empezar ya.
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Nuestra invitada es Virginia Gawel, psicóloga, docente y escritora. Fundadora y Directora del Centro Transpersonal de Buenos Aires, el cual trabaja en la integración de las Psicologías de Oriente y Occidente. Autora del libro El Fin del Autoodio.
«Las personas podemos ir saliendo de las trampas y entrando en una sencillez voluntaria, porque nos damos cuenta que el sistema está armado para el ego».
En este podcast hablamos de un tema no muy explorado en el mundo de la innovación social: el ego. ¿Por qué competimos con los demás, queremos ser mejores que ellos, ganar, ser reconocidos, ser lindos, exitosos? ¿Podemos dejar de hacerlo? ¿Quiénes somos en realidad? Sobre todo, charlamos sobre cómo gestionar el ego para que sea un buen aliado, y prácticas para empezar ya.
Según quien la pronuncie dentro de su línea psicológica va a representar distintas cosas. A lo largo de 36 años que trabajo esta psicología y empecé a los 19 años a estudiar todo esto y me gradué a los 23, creo en el 84. Esta definición que voy a darles es la que a mí me ha servido más en la observación cotidiana, la menos abstracta y la que más permite que uno no quede preso del ego.
La psicología transpersonal tiene un fuerte soporte en las neurociencias, ciencia de las más avanzadas en el último tiempo, junto con la genética. Estudia cómo funciona y qué pasa con el cerebro de quien medita y quién practica la auto observación, el altruismo. Así que cuando hablamos de ego podemos ver dónde se mueve el ego en el cerebro de una persona, por ejemplo, cuando a una persona desde el diagnóstico por imagen se le invita a evocar determinada situación, de deseo de venganza, hay una zona que se colorea del cerebro, eso hace que la definición sea lo menos subjetiva, lo menos arbitraria.
En sí el ego sería: vamos forjando un ego para la primera parte de la vida para desplazarnos por este raro mundo, por este planeta al que venimos todos nosotros. Ego viene de “egoi” y en la mitología griega era un escudo, todo hecho por el cuero de una cabra que protegía a Zeus.
La definición del ego como sistema de defensa es la más correcta, va permitiendo adaptarnos a este mundo en nuestra condición de animal, el ego es el animal que yo soy.
De hecho, en las neuroimágenes cuando sentimos, por ejemplo, posesividad, competencia, desprecio de predominar por encima de los demás o incluso de ser la pobrecita para que alguien lo proteja, son mañas del ego para poder sobrevivir.
El ego es el instinto socializado. Es una estructura que, como somos animales racionales, va a tener además del instinto socializado, pensamientos que devienen de ese instinto, sentimientos, emociones y acciones. Uno tendería a creer que el ego es querer irradiar una imagen de persona exitosa, no, es el recurso que me sirvió para sobrevivir y adaptarse a estar en este planeta, por decirlo así. O sea, la porción de vida con mayúsculas, va a tener que encarnar y esto es tener un cuerpo que duela, que tiene instinto, que tiene necesidad de abrazos, de comida, de territorio, de espacio, de encontrar cómo generar el sustento. Los animales ya al año y medio son adultos, nosotros tardamos 25, 29 años para que madure el cerebro y ahí se van generando un montón de estrategias de supervivencia distintas para cada franja de edad y en ese proceso nos vamos forjando una imagen de nosotros y el sistema nos enseña qué imágenes irradiar.
En verdad cuando hablamos de ego, hablamos de la imagen que yo tengo de mí y de la imagen que yo quiero proyectar en los demás.
El sistema educa a nuestro cerebro y por ende a nuestro ego, a que si tuviéramos tal cosa, entonces sí seríamos felices, exitosos, tener lo que quisiéramos, una pareja, hijos, lo que fuera. Entonces nos vamos forjando una imagen que queremos dar a los demás, pero no siempre es el ser exitoso, puede ser la imagen de ser intelectual y ando mostrando eso de alguna manera, inclusive no mostrándome para mostrar que yo soy diferente de la ¨vulgaridad del promedio¨, por ejemplo.
Proyectar la imagen de que soy la buena que todo lo da, eso también puede ser ego.
Puede ser el desprenderme de todo y me inmolo por los demás y desaparezco para mí. O sea que lo que yo quiero es que vean lo buena que soy, generosa y ahí voy a lo que vos decís de la autoimagen, hacia adentro orgullo de sí, de ser mucho más bueno que el promedio de la gente o de ser mucho más inteligente, pero también cuando estamos en automático en este reino de la tierra donde estamos los humanos se da igual que en el resto de los animales la polaridad, es decir, que secretamente guardamos la imagen de nosotros exitosos y también que somos un fraude.
Si estamos hipnotizados por el sistema, me van a vender botox, una cirugía, algo para no entrar en esa cosa tremenda para el ego que es la vejez.
Entonces estamos hipotecando nuestra vida en función de lo que el ego pide, manejado por el sistema que necesita que seamos clientes de ideas, hasta te diría clientes de religiones, de credos, de todo y de cosas. Entonces, fundamentalmente eso, la imagen que irradio y la imagen que forjó de mí. Estamos criados para ser odiados por nosotros mismos y aún la palabra autoestima es una palabra del ego. Pobre, triste, mediocre, palabras del ego. Nos han vendido que hay que levantar la autoestima, eso también es una palabra del sistema. Como se dice si no hay amor, que no haya nada, si no hay amor hacia uno, la autoestima la verdad es que no va a venir a suplirlo, pero es lo que el sistema vende para el ego, para que yo me quiera a mí.
La persona que puede ir viendo todo eso, va saliendo de las trampas y va entrando en una sencillez voluntaria, porque sabe que el sistema está armado para el ego.
En lo personal, hace 36 años soy vegetariana y me fui volviendo vegana. Soy una amante de los animales. Cuando traté de entrar más o menos para el 2012 en el activismo por los derechos de los animales, encontré personas que daban todo lo que tenían y conservaban una mirada amorosa hacia los demás, la vida, ellos mismos y se sentían mal con el propio ego cuando aparecía y también personas que usaban el activismo para pisotear al resto o hacer activismo violento, que es lo último que necesita cualquier cosa para ser defendida, es alguien violento. Cuando hacemos un camino, el ego puede tomar el camino y ahí nos hemos perdido completamente. Hay que tener paciencia y saber convivir con ese tirano.
El trabajo es domesticar al ego y requiere de procedimientos que se han usado otras personas hace 2500, 3000, 5000 años, sobre todo en Oriente.
Por eso las antiguas tradiciones nos traen buenas estrategias para domesticar el sistema límbico y que no se ponga a competir, dominar o morder donde no debe y ser dueño de sí en ese sentido, es un trabajo tan delicado como manipular pólvora o ácidos, muy delicados.
La persona que tiene un ego predominante va a querer sostener la imagen mostrándola a como dé lugar, va a tender mucho a la competencia, va a tener miedo a ser desplazado por otro, va a estar todo el tiempo en sistema defensivo.
No va a poder amar, recibir amor, porque lo que llama amar es posesión. Imaginemos, uno puede ponerse unas semillitas en la mano como recibiendo un pájaro y si se queda suficiente tiempo quieto, algún pájaro va a venir a comer y podría ser que venga todos los días. El amor sería así, el ego pone la mano al revés y agarra el pájaro y lo aprieta, porque eres mío y se le va a morir el pájaro en la mano. El ego no puede amar porque, si hay predominancia del ego, hay necesidades de demanda.
El ego es el arquitecto de mi estructura psíquica de la primera mitad de mi vida, si lo confundo con mi “ser” voy a estar en problemas, pero lo puedo discernir.
Te diría que el gran trabajo apunta a pequeñas iluminaciones y conservar una mente estable, ante el halago, como las mujeres que danzan, ante el antagonista y que nos vitupera, que nos humilla, estable es eso, en mantener el camino a pesar de la crítica y demás, tomar la crítica para seguir el camino y estable ante las tentaciones del ego. Primero voy a hablar de una que le pone palabras a esto que quiero decirte y luego vendrían las personas que han logrado la trascendencia del ego que tardé muchos años en encontrar.
El fracaso nos enseña a morir a un proyecto, una pareja, a la juventud, a un rol. El tiempo nos enseña la muerte en medio de la vida, nos enseña a familiarizarnos y a visitar aquello que no va a morir y con eso nos vamos dando cuenta de cómo practicar el desapego apasionado.
Si practicamos el desapego apasionado el fracaso no nos mata, el insulto no nos mata, el halago no nos confunde
Las personas que yo he conocido que lo practican como David Steindl-Rast en la página de Vivir Agradecidos, es una persona de las más iluminadas que conocí y él toma con gracia los halagos no le van ni le vienen, pero agradece el halago y estoy segura que no se va a molestar con el descrédito. Por ejemplo, él hace lo suyo, trabaja sobre sí y uno lo ve siempre entusiasmado y haciendo gestos altruistas como Matthieu Ricard, que tiene algunos libros en español, es un biólogo molecular, monje budista, muy joven se fue cinco años a meditar a la montaña, pero cuando bajó fundó un montón de hospitales y escuelas en Nepal, India, Tíbet.
Brother David tiene 95 años y siguen haciendo cosas, escribiendo, organizando cosas, aprendiendo y ¿cómo lo hacen? Vos ves personas apasionadas como Matthieu, lo deben conocer como el hombre más feliz del mundo, se vendió con ese marketing y él se ríe de eso como se ríe de todo. ¿Por qué es feliz?, porque vive desapegadamente.
Entonces, siguen en la lista maestros cuyos nombres no resuenan porque los conozco por otras vías y no son de vida pública, Fray Pepe, por ejemplo, muchos religiosos han aprendido el desapego apasionado, los que brindan servicio en medio de la miseria, ahí vemos una persona que se levanta con sentido y también viven el desapego apasionado, la noche oscura del alma, cuando vemos que el vulnerable es despreciado, desprotegido, usado, duele mucho.
Hay momentos en que es difícil vivir ese apasionado dolor, pero hay que transitarlo para no caer en el cansancio moral cuando se hace el camino.
Para mí vivir apasionadamente es lo que encuentro con único sentido, pero sé también que hay momentos donde ya no está y tengo que saber aceptar que a toda persona le pasa la noche oscura, como le pasaba a San Juan de la Cruz y yo soy nada más que Virginia Gawel.
Necesitamos saber que eso es parte del camino apasionado, pero tiene esa condición, esa ecuanimidad apasionada, lo cual parece es un oxímoron, es una contradicción en sí misma, pero hay pasión en el camino y hay desapego.
Entonces, practicar la ecuanimidad y como decía el poema Si, de Rudyard Kipling: ¿puedes mantenerte con igual ánimo ante el éxito y el fracaso? esos dos grandes impostores.
Y termina así enumerando: serás un hombre hijo mío, serás una mujer, pero hay prácticas para poder conservar ecuanimidad, perderla y volver a traerse. Así como cuando uno medita va a haber distracción, no somos monjes que tenemos 10.000 horas de práctica que es lo que se necesita para ser un experto en algo. Entonces cuando haya distracción, vuelvo a traer la atención en la respiración porque el fortalecimiento de la atención es vital entre las prácticas.
Hace falta desarrollar una atención diestra, entrenada para que en medio de los desafíos del mundo no perdernos y eso requiere tiempo y mucha paciencia y práctica, práctica, práctica. Si no hay tiempo de meditar no es una excusa porque se practica con los ojos abiertos, allí donde uno esté, en el transporte público, en medio de la vida, si uno puede tener soledad y silencio, fantástico. Pero otras veces no va a poder porque no lo tiene, porque llega a casa y están los niños y uno no puede.
Si aprende a autoobservarse en medio de la vida, se va logrando no ser atrapado por las emociones, por los automatismos.
Mi práctica principal es en medio de la vida, se llama atención dividida o doble atención y que va hacia lo que hoy se conoce como atención plena.
Pero tenemos que estar atentos porque también se va, lo que se pone de moda termina siendo un remedo o una imitación. Es como no sé, hay una limitación de atención plena que se vende alegremente.
La atención plena es un logro cerebral que requiere de muchos años de práctica. La atención dividida sería más o menos así, en este momento yo te presto atención, para mí es como si estuvieras aquí en mi casa. Vos estás allí e intervienen con una pregunta, yo te escucho, voy hacia vos, te escucho, voy hacia vos y vuelvo hacia mí para ver ¿qué siento? ¿Qué pienso? ¿Cómo está mi cuerpo? Me observo, emoción y pensamiento, pero si me quedo observándome solamente a mí, te pierdo a vos. Y si me quedo prestando atención solamente a vos y trato de impresionarte, me pierdo.
Entonces el trabajo de la doble tensión es ir hacia el estímulo y volver, ir y volver. Por eso se llama psicología contemplativa, son prácticas contemplativas cuando uno conduce, cuando uno está en una discusión, cuando uno tiene que decir no lo voy a permitir, te levantas y te vas de acá y estar uno en plena atención. Es decir, que se va trabajando con las tremendas emociones que tenemos, se va trabajando todo eso y esa atención dividida es dividida porque voy y vengo, voy al estímulo, vengo. El estímulo parece estar afuera, nulo, parece estar siendo el pimpollo o Maite, pero cuando me auto observo el estímulo puede ser mi enojo, contemplo mi enojo, ahí está mi enojo como se me sube la sangre a la cabeza, tengo pensamientos de revancha o de castigo. Mira como este enojo puede ser destructivo, lo puedo convertir en algo positivo, le estoy poniendo pensamiento pero no, no es pensamiento auto observarse, le estoy poniendo palabras a lo que observo, ver no es pensar.
Hago la invitación para poder hacer la práctica con guía, hace poco grabé esta práctica en un estudio de grabación, está en YouTube y la pueden hacer acompañados con mi voz, porque para mí es una práctica vital desde hace 40 años. Puedo decir, yo no estoy iluminada ni se hagan ilusiones, soy una laburante, soy una obrera de estas cosas igual que mis ancestros. Soy una psicóloga que trabaja con esto y esto es verdad, les puedo asegurar esta práctica trae tantos beneficios a poder ir encontrando el camino del no ego para ver el ego como funciona y no ser atrapado por eso, revolcado, pero salirse de eso y encontrar que la vida es hermosa y encontrar las compañías que sí son y no las que no son.
Entonces, esta práctica la encuentran en YouTube, es gratuita, dice Virginia Gawel el fin del auto odio, Y ahí empiezan a practicar, las sugerencia es hacerlo primero con algo inanimado, un mándala, un florero, no sé, algo, lo que veo por la ventana. Porque después voy a tener que practicar con alguien que me está diciendo algo que me molesta, estoy conversando en una discusión y tengo que sostener la práctica. O peor, me estoy enamorando, ahí te quiero ver todas las hormonas dando vuelta, imaginación, proyecciones e interpretación de lo que el otro quiere, está haciendo y del destino y de no sé qué.
Así que bueno, esa es para mí la práctica fundante de todas las demás y afortunadamente te diría que estas prácticas hoy en día se van difundiendo en este momento en las escuelas de niños empieza a ver práctica de todo esto que sería el real final al bullying, porque básicamente es la no violencia encarnada o el intento de no violencia y también la no violencia hacia uno mismo. Hemos aprendido de alguna manera que la espiritualidad es autoflagelarse de algún modo, es no tener emociones negativas, por ejemplo. No las tengo y ¿qué hago con ellas, cómo saber que hago y cómo hago esto que hace esta mujer? ¿Cómo hago para que mi existencia en este mundo sea buena para los demás? Si alguien quiere ser feliz, el trabajo sobre sí, el servicio y la gratitud.
Si tuviera que ofrecer otra práctica, sería la del David Steindl Rast, que la van a encontrar más descrita en la web de Vivir Agradecidos, la Fundación Vivir Agradecidos.
Él dice Stop, Look, Go. Son tres pasos. Me detengo, detengo mis automatismos, puede ser literalmente me paro, me siento, me detengo un instante, me miro por dentro, miro a mi alrededor, observo los del alrededor como una oportunidad y observo qué podría agradecer en estos momentos. Y Go, es vuelvo a la vida, me vuelvo a meter en la vida. Y cuando salgo de vuelta a la vida ya soy otra persona porque me observé y eso se va volviendo proteico, cada vez más firme en uno y va pudiendo. Si no hay nada que agradecer, porque es muy tremendo lo que está sucediendo, agradezco la posibilidad de intervenir en ello.
Terminaría diciendo que en este tiempo no me acuerdo quién decía que en la nave Tierra, como si fuera una nave que va surcando el espacio, es una nave que hay pasajeros y tripulación, todos somos tripulación, todos tenemos un trabajo que hacer para el colectivo, para que la nave siga funcionando. Hay que tomar una de las causas posibles y volverse un activista no violento de esa causa, que puede ser, no sé, los adultos mayores, voy a tomar tres personas y las voy a llamar todos los días, en esta revolución de pandemia.
Cualquier cosa que uno haga como ciberactivismo, lo que fuera, sólo puede ser, no sé, pasajeros y ¨no hacer nada¨, los que estén impedidos de hacerlo por cualquier razón, pero todos los demás tenemos que trabajar haciendo un servicio y eso nos va a convertir en personas útiles y va a hacer de nuestro viaje algo más interesante también.
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