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Hablamos con Mónica Cantón de Celis, referente en metodologías innovadoras de educación y CEO en Design for Change global, un movimiento que enriquece la educación formal y no formal con una metodología propia basada en el Design Thinking que favorece la inclusión y el empoderamiento.
Fue hace 10 años, cuando conoció a quienes se convertirían en sus colaboradores y co-fundadores de Design for Change en España. En esa época no era normal ir con zapatillas, vaqueros y un portátil a trabajar. Formar parte de la comunidad del Hub fue un punto de inflexión. No solamente porque no se volvió an poner taconazos, sino que también porque empezó a conocer a las personas con quienes iba a co-crear proyectos sostenibles.
Mónica es una especialista en impulsar la actitud del Yo puedo desde la niñez. Esto significa que los niños y niñas que trabajan con la metodología de Design for Change, se convierten en emprendedores sociales y creadores de sus realidades. En esta entrevista de Historias de Garaje, Mónica nos comparte cómo surgió y cómo se embarcó en Design for Change, en qué consiste su metodología y mucho más.
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Hablamos con Mónica Cantón de Celis, referente en metodologías innovadoras de educación y CEO en Design for Change global, un movimiento que enriquece la educación formal y no formal con una metodología propia basada en el Design Thinking que favorece la inclusión y el empoderamiento.
Fue hace 10 años, cuando conoció a quienes se convertirían en sus colaboradores y co-fundadores de Design for Change en España. En esa época no era normal ir con zapatillas, vaqueros y un portátil a trabajar. Formar parte de la comunidad del Hub fue un punto de inflexión. No solamente porque no se volvió an poner taconazos, sino que también porque empezó a conocer a las personas con quienes iba a co-crear proyectos sostenibles.
Mónica es una especialista en impulsar la actitud del Yo puedo desde la niñez. Esto significa que los niños y niñas que trabajan con la metodología de Design for Change, se convierten en emprendedores sociales y creadores de sus realidades. En esta entrevista de Historias de Garaje, Mónica nos comparte cómo surgió y cómo se embarcó en Design for Change, en qué consiste su metodología y mucho más. Soy leonesa, vine a estudiar a Madrid la carrera de derecho a la Universidad Complutense, y luego me fui a estudiar notarías a León. Preparé notarías durante 9 años, 14 horas de estudio diarios, solamente libres los sábados. Al cabo de 9 años descubrí que estaba limitando mi vida, la de mi marido, absolutamente todo y dejé.
Tuve que asumir el fracaso de no haber sacado nota y de haber dedicado de los 23 a los 32 a estudiar notarías.
Fui a una oficina de empleo, por primera vez en mi vida, y la técnico que me atendió, después de oír mi historia, me dijo: Salen unas plazas de técnico de orientación laboral, es una titulación que sale muy poco, y creo que con las ganas que tienes de ayudar, eso es lo que te pega. Y efectivamente, me hice técnico en orientación laboral durante un año entero. Me tomaron para una plaza de orientadora laboral para hacer autoempleo con inmigrantes en Cruz Roja. Era un contrato de 6 meses. A los 5 meses me ofrecieron la dirección provincial de voluntariado y formación. Y a partir de ahí ya me quedé en Cruz Roja, estuve de directora de asuntos jurídicos y patrimoniales, me nombraron secretaria provincial de Cádiz.
Llegué a Madrid con una excedencia de mi plaza de directora de asuntos públicos y captación de fondos de León y con otra excedencia de mi plaza de secretaria de Cádiz. Me fui sin trabajo y no sabía lo que iba a pasar. En ese momento me llamaron de AID Social, una empresa de proyectos sociales creada por un grupo de personas que trabajaron en la Cruz Roja. Quedamos para comer y cuando terminamos la comida dijeron: Vamos a abrir AID Social en Madrid y una de las personas que lo va a abrir eres tú.
Yo iba con traje de chaqueta y tacón para la entrevista, y antes de que terminara, me dicen: Te vamos a llevar al sitio donde vas a trabajar. Y bajamos por la calle Gobernador y de repente se paran delante de la puerta toda llena de grafiti. Era el Impact Hub, que yo no conocía. Y abren la puerta, y me encuentro con un garaje, con un cartel de la aseguradora y unas preciosas mesas de madera en forma de trébol. Pero un garaje, puro y duro. Fue tan chocante; yo pensaba que me iban a llevar a una oficina, a un despacho, que era a lo que estaba acostumbrada.
De repente, salí de todo ese entorno y me encontré con el Hub, que fue un auténtico descubrimiento. Estaba Emma Salgueiro, que era una de las jóvenes. Emma era muy Art of Hosting (arte del liderazgo participativo) y me oyó, se volvió, y me dijo: ¿Tienes un vaquero, zapatillas y un portátil? Y le dije: sí, las 3 cosas. Pues mañana aquí con el vaquero, las zapatillas y el portátil. No me he vuelto a poner un traje de chaqueta ni un taconazo, se acabó. Es comodísimo, estoy en la gloria. El Hub es diferente; es una comunidad en la que la gente se ayuda. Yo recuerdo que cuando mi portátil se ponía tonto, levantaba la mano y decía: Se me ha puesto tonto el portatil, ¿alguien me echa una mano?. Y siempre había alguno de los chavales que se levantaba y me echaba una mano. En cambio, si ellos tenían un problema venían y decían: Mónica, es que el contrato de arrendamiento que está haciendo mi casera, no sé si está bien, ¿te molestaría leerlo? Y yo lo leía y decía: cambia esto, pon no se qué.
Nos estábamos ayudando en todos los aspectos, no solamente en el aspecto profesional buscando contactos o sinergias, sino también en el ámbito personal.
En el ámbito profesional, cuando yo empecé, éramos muy poquitos, era el Hub de Gobernador, que era muy chiquitín, estaba Conmuto que luego se convirtió en BlaBlaCar. Había un montón de proyectos que luego se convirtieron en punteros, en verdaderas grandes empresas, estaban todos trabajando conjuntamente.
La mayoría de los contactos que hoy tengo en mi Linkedin en este momento, salieron del Hub o a través del Hub, de contactos, de contactos. Una de las reglas del Hub en aquel momento, era que si te encontrabas con alguien en la cocina, cuando te estabas poniendo un café, tenías que presentarte y decir: Soy Mónica, ¿cuál es tu proyecto?, y así empezaba todo, e ibas viendo cómo podías conectar con todo el mundo.
Y trabajando en AID Social desde el Impact Hub, Pedro, que fue quien trajo Design for Change a España, fue el que me dijo que le encantaría que entrara en el proyecto y empezar a trabajar. Design for Change tiene 10 años en este momento. Si hoy es innovador, imaginate hace 10 años, todavía más. Nace en India, de la mano de Kiran Bir Sethi, una madre, que está enamorada de su primer hijo, como todas las madres, y lo manda al colegio. Y cuando tiene la primera reunión con la profesora le pregunta: ¿qué tal es mi hijo?, ¿qué le gusta?, ¿quiénes son sus amigos? Y la profesora le pregunta: Tu hijo, ¿qué número es? En ese momento, se le cayó el mundo a los pies. Se preguntó: ¿para qué mando mi hijo al colegio?
No le mando a la escuela para que sea un número, le mando para que le potencien, para que vea cuáles son sus capacidades, para que sea mejor persona, para que aprenda.
A diferencia de otros que nos hubiéramos quedado parados diciendo: ay, qué desastre, ella decide utilizar sus conocimientos de diseño gráfico y Design Thinking y crea un currículum y pone un colegio en el propio jardín.
Empieza la construcción y hay un terremoto en India, y se desploma toda la construcción antes de que lo termine. Y ella piensa: a ver si esto es un signo divino y este no es el camino. Pero aún así decide hacerlo y crea Riverside School.
Esta escuela tiene como característica esencial que utiliza design thinking simplificado, lo que nosotros llamamos, Design for Change, para que cualquier niño desde los 3 años, pueda hacer un proyecto de emprendimiento social usando esta metodología.
En el año 2009, Ashoka la nombra Fellow, la invitan a dar una charla TED, porque sus resultados en el colegio son siempre magníficos. Ella lo que plantea es que hay que infectar a los niños con el virus yo puedo. Hay que dejar se ser padres helicópteros. Prueba y si te equivocas, ya veremos cómo volver a intentarlo pero prueba, porque tú puedes. Y ese virus yo puedo es lo que caracteriza a Design for Change.
Entonces en ese momento, se da cuenta del impacto que puede tener y lo abre al mundo, para tener una expansión lo más rápida posible. De hecho, al día de hoy, que cumplimos 10 años, está en 72 países, es decir, 72 locos han tomado la idea y han dicho, esto lo pongo en mi país, sea como sea. La diferencia con la metodología tradicional es que, en vez de ir al instituto a dar una charla sobre buenos hábitos alimenticios para evitar la bulimia, los niños crean un proyecto para evitar la bulimia. Son ellos los creadores de sus iniciativas, por lo que las hacen propias. Entonces intentamos cambiar un poco la forma de pensar y conseguimos que se innove.
Para implementar la metodología hay que seguir las fases: siente, imagina, actúa y comparte. Los educadores o profesores invitan a los niños a que miren a su alrededor y que identifiquen lo que quieren cambiar. Luego pone el marco del proyecto, p.ej. el agua o la bulimia; y se convierte en un facilitador que no se pone en el centro ni tampoco deja de intervenir.
El facilitador es que consigue el aprendizaje dejando el protagonismo a los niños. Entonces ellos buscan qué es lo que quieren cambiar de la realidad que les rodea. Tú puedes intentar hacer un proyecto sobre el agua y que te salga un proyecto sobre los árboles del Amazonas, porque es lo que ellos han querido hacer y tienes que respetar ese proceso.
Lo que es importante en Design for Change no es el resultado, es el proceso. Durante el proceso se empoderan.
En la fase siguiente, imagina, buscan soluciones, en la siguiente, actúa, es ponerlas en práctica y en la fase de comparte, es darlo al mundo para que puedan inspirar a otros niños y que sepan que ellos también son capaces de hacerlo.
¿Qué ocurre durante ese proceso? Dos cosas fundamentales:
A lo largo del proceso aprenden a trabajar la empatía, la creatividad, el trabajo en equipo, el pensamiento crítico y, finalmente, aprenden a comunicar, porque tienen que compartir.
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