La respuesta consciente: Libérate y atrévete a decir que no

Estela Quesada Zuheros, fundadora de Plenicidad y de The Mindful Response

La respuesta consciente: Libérate y atrévete a decir que no

En este nuevo episodio de Proyecto Co tenemos el placer de conversar con Estela Quesada Zuheros, fundadora de Plenicidad y de The Mindful Response. Después de trabajar 14 años en IBM en el área de RRHH, proyectos y soluciones digitales a nivel global, y en el área de Responsabilidad Social Corporativa, decidió lanzarse a la piscina para acompañar a los líderes y equipos de empresas a tomar consciencia y convertirse en líderes responsables.

Hablamos de la importancia de tomar consciencia sobre lo que estamos sintiendo en cada momento para tomar responsabilidad con nosotras y nosotros mismas/os. Es clave incluir pausas en nuestra rutina para escucharnos y saber que cuando llega una invitación a una nueva reunión o cuando alguien (una jefa, un cliente o una hermana) nos pide algo, podemos decir que no. Y cuando nos conectamos con nosotras/os mismas/os y nos atrevemos a decir no, solamente pueden pasar cosas buenas.

Si tienes feedback, nos quieres presentar a un/a invitado/a o quieres hacerte Sponsor de Poryecto Co, nos puedes escribir directamente a ana@efectocolibri.com.

Explora más

TRANSCRIPCIÓN

Ana:  Hola y bienvenidos/as, soy Ana y este es un nuevo episodio del Proyecto Co, un canal que explora ideas, métodos y modelos mentales para el cambio positivo. Conversamos con emprendedores sociales y especialistas de impacto para aprender, inspirarnos y co-construir una realidad más justa y sostenible.

Hoy tengo el placer de conversar con Estela Quesada Zuheros, fundadora de Plenicidad y de The Mindful Response. Después de trabajar 14 años en IBM en el área de RRHH, proyectos y soluciones digitales a nivel global, y en el área de Responsabilidad Social Corporativa, decidió lanzarse a la piscina para acompañar a los líderes y equipos de empresas a tomar consciencia y convertirse en líderes responsables. Estela, bienvenida a Proyecto Co, es un placer tenerte aquí con nosotras.

Estela: El placer es mío, gracias por hacer este hueco en tu agenda y tenerme aquí.

Ana: Por supuesto, con muchísimas ganas de escuchar todo lo que nos vas a contar sobre tu experiencia trabajando durante tantos años en grandes corporativos y sobre lo que aprendiste en el proceso. ¿Cuáles son los retos que pudiste ver en relación a los niveles de motivación y empoderamiento que tienen las personas que trabajan en estas empresas?

Estela: Creo que el reto más importante es que no paramos, es decir, tenemos tal cantidad de proyectos, de cosas que hacer, de objetivos en la empresa, de tareas que se nos encomiendan, de responsabilidades y no sólo en el mundo corporativo, si no que nos sucede a todos, es que  vamos un poco como pollos sin cabeza, esa sensación la he tenido durante mucho tiempo y en mi entorno también la he podido ver.

A veces eso puede sucedernos si hay mucha cantidad de trabajos, intensidad, búsqueda de lugares de productividad, de lograr hacer más con menos, todo eso se va tensando poco a poco. Entonces creo que son unos de los retos más importantes que tenemos, eso no nos empodera, sino que no hace que vayamos en ese piloto automático de la urgencia del día a día y lo dificulta. Luego hay retos, que una empresa está ahí para ser eficiente económicamente y muchas veces esos fines que son necesarios hace que nos olvidemos que hay otras cosas también que atender y que probablemente también seamos más productivos e incluso generemos más beneficio económico.

Para mí el principal reto para ese empoderamiento, es primero, pararnos para reconocer que tenemos ese poder y después ya empezar a trabajar,  sobre todo salir de ese bucle de emergencia y de necesidad de hacer las cosas de forma rápida.

Ana: Interesante, porque generalmente asocio el parar (y darnos espacios) con una crisis existencial en momentos específicos en la vida, durante la cual nos hacemos preguntas clave, como el ¿para qué me despierto todas las mañanas? (y nos atrevemos a mirarnos al espejo y ser vulnerables). Pero cuando pasa la crisis y hemos reorientado el rumbo, volvemos a la acción. Y cuando estamos en la acción no es tan fácil parar.  Lo suyo sería parar todos los días un poco para volver a encontrarnos con nosotras mismas ¿Cómo lo sientes?

Estela: Las crisis están ahí y muchas veces tienen que aparecer esa crisis, para que nos planteemos qué hay forma distinta de hacer las cosas, ahora lo que hagamos con esa crisis dependen un poco de nosotros. Crisis grandes no tuve, sí que tuve un golpe de, me está sucediendo todo lo que yo quería que sucediera y noto que me falta algo y no me siento tan bien como creía que me tenía que sentir, cuando estoy precisamente donde querría estar.

Con 26 años, por ponerte un ejemplo, mi empresa me envía de España a Inglaterra a montar mi propio equipo, a hacer como la principal responsable de mi cliente desde afuera, desde Reino Unido y a tener esa relación con ellos desde allí. Es decir, sucede todo aquello que uno cree que debe suceder en la vida para que todo esté bien y de repente estás ahí y dices pues tal vez esto no es lo que yo pensaba. Eso no fue una crisis que mucha gente vio desde fuera, pero desde luego sí que fue algo que empezó para un cambio interior importante en mí.

Entonces, las crisis muchas veces tienen que venir porque empezamos jóvenes, con mucha energía, fuerza, van sucediendo cosas, empiezan a cambiar nuestras prioridades. Cada persona tiene las crisis en momentos distintos y ahora qué hace uno con ello, es lo que depende de uno.

¿Cómo empezar a hacer eso? Son pequeños cambios. Hay una propuesta que hago en mi libro La respuesta consciente, que es el retiro en activo. Muchas veces buscamos irnos por ejemplo a un retiro, desaparecer, soltarlo, tirarlo todo por la borda e ir a otro lugar lejano del que estoy, porque ya no lo aguanto. Probablemente hagamos eso, luego volvamos y todo esté igual o incluso nos vayamos bien lejos y sigamos sin estar cómodos, tranquilos, sin encontrar esa paz que necesitamos para vivir de una forma tranquila, para sentir bienestar, que nos sentimos alegre, para estar bien. Creo que ese retiro activo consiste simplemente en introducir pequeños cambios en tu vida, esas paradas, en revisar qué es lo que estoy comiendo, en realidad ¿cuáles son mis valores, qué es lo que me importa, cuál es mi propósito, cuál es mi intención, qué es lo realmente importante?

Ana: Resuena conmigo al 100% de lo que estás mencionando. De hecho, ese es el motivo por el que nace Efecto Colibrí, esos son los tres ejes que tenemos: la persona, las redes y el proyecto.

Estela: Y es muy habitual este camino que nosotras vivimos y que es el de muchas personas, sentir que hay un vacío. Que he conseguido aquello que creía que me iba a satisfacer, pero hay algo que tengo que mirar que no he mirado aún.

Ana: Has tocado varios temas en los que me gustaría profundizar,  que creo que van de la mano porque también has mencionado lo de quitarle tiempo invertido a la pantalla y justo ayer estaba leyendo un artículo de una revista de psicología que te hablaba de la fatiga de la pantalla y específicamente de la fatiga del zoom. Ahora con todo esto que ha pasado de la pandemia y el porcentaje in crescendo de gente que está teletrabajando, se ve que muchísimas personas sufren más estrés,  porque están más tiempo conectados a la pantalla. Tienen que poner la cámara en las llamadas porque es política corporativa y esto les genera aún más estrés. Ahora pensaba un poco en el tema de la pantalla y viendo cómo funciona hoy en día el mundo del trabajo y específicamente el teletrabajo, ¿cómo ves esto?

Estela: Creo que una de las cosas importantes cuando teletrabajamos, es que a veces se hacen muy difusas las horas en las que estamos conectados y la hora en las que estamos desconectado y eso genera una fatiga tremenda.

Si no cultivamos esa habilidad para responder a lo que nos sucede en el momento, lo que sucede muchas veces es que tenemos un calendario llenísimo de reuniones y dices ¿y cuando trabajo? Entonces esa fatiga tiene que ver con la incomodidad de que no sólo tienes que estar delante de una pantalla mirando a alguien con un tema que no te interesa o que sabes que no es lo más importante para ti en este momento o incluso para lo que sea que tienes que hacer en tu trabajo y sin embargo, seguimos teniendo esa costumbre de crear reuniones que muchas veces no aportan.

Una de las invitaciones es cuando nosotros ponemos una reunión, decir para qué y si es realmente importante, pero eso requiere que no vayamos con el piloto automático, porque el piloto automático nos lleva a hacer lo mismo que hemos hecho durante mucho tiempo.

Entonces, reflexionar para qué, si no es necesario no la creo, igual sucede con él aceptar una reunión, nos cuesta muchísimo a todos, pero  diría que a las mujeres casi más el decir que no, cómo voy a declinar esta reunión, cómo voy a decir que no, sólo podemos decir  no cuando ya está toda la agenda llena de reuniones todo el día.

Pero antes de llegar a eso tenemos que saber que hay que elegir, que incluso cuando nosotros/as empezamos a decidir lo que es importante y actuamos en línea con eso, lo que sucede a nuestro alrededor también cambia y esto implica que a veces tenemos que tener conversaciones que son más incómodas desde el cariño, pero son más incómoda porque es mucho más fácil decirle a alguien estoy totalmente de acuerdo contigo, que decirle ¿crees que podemos hacer esto de otra forma que resulte más beneficiosa para ti, para mí y para el equipo o las personas con las que estamos trabajando o nuestro cliente? Entonces, creo que ahí hay una parte de poner límite, de autoconsciencia, de que hay sobrecarga de trabajo. Muchas veces el que no trabaja no tiene trabajo, y el que trabaja probablemente tiene muchísimo más de lo que puede manejar, entonces ahí es donde está la dificultad para manejar todo.

Por eso es importante hablar de responsabilidad hacia mí, esa habilidad para responder hacia mi propio cuidado, autoconocimiento, porque si yo no funciono con mi equipo no va a funcionar y la responsabilidad hacia fuera, mi cliente, los equipos, aquello que tengo que entregar, que es mi responsabilidad como profesional.

Ana: Es autenticidad, a través de esta habilidad de responder hacia adentro y hacia afuera.

Estela: Llevamos demasiadas máscara, porque  queremos gustar o no defraudar a nadie con lo que decimos o queremos y nos vamos cargando de máscaras, de pintura, de lo que sea, que al final llega un momento en el que uno ya no sabe si es uno o sus máscaras o que es verdad para mí en este momento.

Creo que es súper importante esa capacidad y ser auténtico significa ser vulnerable a veces,  reconocer que yo no lo sé todo, ser humilde,  acercarse al otro con valentía también para poder permitir decir lo que esta parte de mí sabe que es verdad y eso requiere un trabajo, un trabajo personal que nadie puede hacer por uno y que requiere en primer paso, parar del bucle de piloto automático.

Ana: Interesante, porque si me pongo ahora como abogada del diablo, esto está precioso si tengo una posición de liderazgo es más fácil que si estoy dentro de una estructura jerárquica como la que se acostumbra en la mayoría de las organizaciones, que gracias a Dios se está empezando a cambiar con organizaciones donde ya no hay jefes, sino que son el equipo los responsables de decidir tanto la estrategia como el plan de acción. Pero no son la mayoría, entonces dentro de esta estructura tradicional que es el 99% de las empresas y ongs que funcionan, etcétera. ¿Cómo podemos movilizarnos hacia esa autenticidad transversal dentro de la organización?

Estela: No tengo la respuesta de todo el mundo y por eso me gusta hablar de la respuesta consciente, para que cada uno reconozca cuál es la suya en cada momento. Pero te puedo decir como lo he experimentado.

El primer programa de mindfulness que hice era para liderazgo y mandos intermedios. ¿Sabe por qué era así? porque me sentía agobiada con las presiones de lo que mi equipo necesitaba, porque yo había hecho lo que hacía mi equipo y sabía la cantidad de trabajo que tenía, no le podía pedir más. Eso era lo que sentía y al mismo tiempo estaba con el equipo directivo arriba que me pedía cosas.

La cuestión es que todos tenemos jefe, incluso tenemos que llegar en empresas multinacionales, tenemos que llegar al CEO último para que no tenga jefe y ese al final tiene a su accionista y tiene la presión de lo que sea de fuera. Entonces, de algún modo todo el mundo tiene a alguien que le manda. Ahora la cuestión es, está en el nivel en el que esté, es verdad que tiene más capacidad de poder y de influencias si está en un lugar o está en otro. Si tenían una posición jerárquica de más poder, pues probablemente puedas hacer más. Pero desde mi punto de vista y lo que te puedo decir aquí ahora, es que todos tenemos la capacidad de liderar desde donde estemos.

Esto qué significa, imagínate que estoy en el rango más bajo de la compañía, que acabo de llegar y soy la becaria, y se me manda algo o se me pide algo. Lo único que invito es a reconocer si es eso verdad o no, muchas veces tenemos más posibilidades de decir que no, de lo que creemos. No tienes que firmar un cheque en blanco cada vez que tienes que hacer algo, que me he permitido decir que no a algo o decir que sí, pero siguiendo también ciertas condiciones, me he sentido mucho más libre y me he dado cuenta es que eso ha permitido que el otro sepa algo que en ese momento no sabía.

Debemos ser conscientes desde donde estamos hablando en cada momento.

Hay muchos incidentes que tienen que ver con la comunicación, hay personas que probablemente no recuerdan que ayer  te pidieron que hiciera esto otro o que le ha llegado esto que era urgente y entonces al soldado de pie de calle le toca recordarle, al de antes no puedo, mandarle un correo o un mensaje diciendo priorizo entre esto y esto, tú me dices, las dos cosas no las puedo hacer.

Se trata de dar pequeños pasos y cada uno de nosotros podemos saber cuáles son esos pequeños pasos en esas circunstancias que estamos viviendo. No te puedo decir lo que tú tienes que hacer, lo que sí que te puedo decir es que tiene mucha más libertad y puedes hacer mucho más de lo que crees que puedes, que muchas veces probablemente no somos auténticos porque tenemos miedo. Mi experiencia, ha sido cuando yo me he permitido ser auténtica, decir que no o decir que sí y me he dado cuenta que yo también me estaba equivocando en otro sentido, porque me acercaba otra persona de una forma honesta, las cosas han funcionado mucho mejor. Es curioso, pero he tenido más ascensos, incluso incremento de salario y he podido casarme y tener un hijo, estoy convencida que si hubiese seguido en el camino que estaba antes, seguro que no habría sucedido. Parece una tontería, pero seguro que ni siquiera habría tenido tiempo para conocer a mi esposo.

Ana: ¿Cómo ves la diferencia entre una empresa auténtica donde las personas se permiten ser auténticas y una empresa que no? O a lo mejor podemos poner el ejemplo de una empresa que haya transitado de ser auténtica a ser más auténtica.

Estela: Creo que las empresas son sus personas y lo único que podemos hacer es permitir que las personas sean. Pero lo que nos sucede muchas veces es que contratamos a alguien siendo confidente y yo creo que lo puedo hacer súper bien y después empezamos a  tener un comportamiento que muestra lo contrario, que tal vez no estamos confiando tanto en la otra persona porque estamos haciendo ese micro management o porque estamos encima.

La empresa somos nosotras, las personas que la componemos, se dice un montón de veces el ADN de la empresa, pero que venga alguien y me lo enseñe. Donde está ese ADN, hay valores que pueden estar encarnado más o menos en la empresa o que se consideran más o menos importante. Pero creo que la empresa la vamos creando nosotros con las decisiones que vamos tomando desde allá, desde donde estemos, sobre todo si somos emprendedores, creo que hay más oportunidad de ser auténtico.

Creo que las empresas que son auténticas generan dinámicas más positivas, enriquecedoras entre sus trabajadores y mayor productividad, es que debemos ser conscientes que hay una mayor productividad.

Estamos ahorrándonos una cantidad de dinero en bajas médicas, que hay personas que están presentes en el ordenador sin poder hacer nada, que ya están quemadas, agotadas, que han dado más de sí de lo que podían dar.

Entonces, si realmente te importa crecer con tu empresa, te tiene que importar el bienestar de las personas que la componen y si tú eres el /la líder, pues te tocará actuar así. Ese cambio forma parte de que las líderes  o esa persona con mayor poder realmente haya tocado esos terrenos, parado y dado cuenta de que hay cosas que no funcionan por más que nos pongamos a empujar. Eso quiere decir que el liderazgo muchas veces tiene mucho que ver, por ejemplo la maternidad o la paternidad. Un padre jamás se le ocurriría decir no te has portado bien, te despido, ya no eres mi hijo, en la empresa esto es posible. Si nosotros no tuviésemos la oportunidad en la empresa, si no le dijéramos a Pepito, si no te portas bien te echo. ¿Qué nos tocaría hacer? Mirar a Pepito, ver lo que Pepito tiene de positivo, como tú miras a tu hijo, ves todo lo que es bonito, el potencial que tiene y te pones a ayudarle para que ese potencial salga.

Ana: Es un tema de escuchar, observar, empatizar, dejar que se marchen, ayudar a dar los primeros pasos, pero luego cada uno construye su camino, ¿no?

Estela: Hay tres pasos que me parecen clave para resumir esto:

  1. En primer lugar tener muy clara cuál es mi intención, misión, visión, propósito, el por qué, el para qué estoy aquí.
  2. El segundo, la atención, si mi atención se dispersa, si no soy capaz de estar aquí presente en esto que está sucediendo y no lo hago con una actitud abierta a lo que sucede con una mentalidad abierta, es mindfulness, ¿verdad?, ese no juicio hacia la experiencia. Si me permito estar aquí presente, atenta con esa actitud de no juzgar lo que sucede y aceptarlo  tal cual es, ya estoy en ese segundo paso
  3. El tercer paso es el de soltar y dejar ir.

Muchas veces queremos agarrar aquello que nos da seguridad, la mente va a juzgar lo que es bueno y malo, y si es bueno lo quiero y si es malo, lo quiero bien lejos.

Entonces nos toca ese tercer paso de distensión, de dejar ir, de soltar un resultado. He hecho todo lo posible por trabajar en línea con mi propósito, trabajar en línea con esa visión, apoyar a la otra persona desde un punto de vista auténtico. Pero mira, por más que yo tenga una semilla y la este regando todo el rato, esto no va a querer decir que la planta va a crecer más rápido, puede ser que lo que suceda es que la planta tenga demasiada agua y me cargué la semilla, con lo cual hace falta un ejercicio de paciencia y de querer un resultado ya.

Ana: Estela muchísimas gracias por todas tus aportaciones valiosas y también en nombre de toda la comunidad de impacto por estar ayudando a tantas empresas a ser más conscientes, es un trabajo importante.

Estela: Muchas gracias por tu confianza.

Gracias por escuchar este episodio, esperamos que lo hayas disfrutado tanto como nosotras y nosotros. Puedes encontrar todas las referencias del episodio en nuestra página web. Si te ha gustado calificarnos con 5 estrellas, déjanos un comentario o compártelo con tu red, esto nos ayudará a llegar a más personas y hacer que la innovación social sea la norma. Así que de antemano, gracias. Si tienes preguntas, feedback o nos quieres presentar a una invitada a un invitado para el podcast, nos puedes escribir directamente a ana@efectocolibri.com. ¡Hasta la próxima!

Queremos Escucharte

Dedica solo 5 minutos para contarnos cómo te impacta nuestro contenido. 

Luego de escuchar este contenido, ¿sientes que algo ha cambiado en los siguientes puntos?

Valora del 1 al 5, siendo el 1 lo más bajo y 5 lo más alto.