Hoy en día la idea del liderazgo tradicional, basado en la jerarquía o el rol que se ocupe en un equipo, quedó atrás. La función de liderazgo en la actualidad puede ser desarrollada por cualquier miembro de un equipo según la situación, proyecto o tema. 

El o la líder consciente es alguien que inspira, produce admiración y sabe escuchar, es decir, que tiene ciertas habilidades desarrolladas, tanto innatas como entrenadas. Tiene la capacidad de generar confianza en los miembros del equipo y también el/ella confia en éstos. 

Está el o la líder y los liderados o personas que lo siguen. El o la líder sabe fomentar el liderazgo en otros para no generar dependencia.El o la líder consciente es una persona que ve más allá de si mismo. 

El liderazgo consciente parte del yo y al agregarle la consciencia de otros, se transforma en un nosotros. Cuando a ese nosotros se le agrega la consciencia de otros, se expande el círculo y se entiende el todo. Todos somos uno y uno es todo. Cuando se comprende esto, ese todo se vuelve a convertir en un yo.

El todo completa a la persona y la persona completa al todo. Ese es el ciclo de la consciencia.

Es el ciclo de los ecosistemas, un ciclo continuo y equilibrado, o donde todos se necesitan entre sí. Por eso es necesario trabajar la consciencia y el liderazgo consciente. 

Cuando se habla del liderazgo consciente se busca potenciar ambos conceptos: el liderazgo y la consciencia. El o la líder trabaja en su consciencia y al mismo tiempo promueve o inspira para que otros trabajen en su consciencia. Esa es la manera de expandir los niveles de consciencia. 

Este tipo de liderazgo hoy es muy necesario porque vivimos una crisis de sentido. La llave es cuando puedes entender que no eres nadie si no hay un otro. Ahí se linkea al otro, si no hay un otro, no hay un propósito. El propósito está ligado a la trascendencia y al servicio. Este tipo de liderazgo trae la noción de propósito: ¿para qué estamos en esta vida?

Si cada persona encuentra el propósito o sentido, el mundo sería increíble. Es un trabajo de reflexión necesario.

Los y las líderes consciente son personas que toman la responsabilidad, se hacen cargo, y de alguna u otra manera lo lideran.

Otto Scharmer, creador de la teoría U, se enfoca en cómo pasar del egosistema a un ecosistema.  Hay un equilibrio del sistema, todos/as son importantes y se necesitan de igual manera, cada individuo es importante para ese todo, y el todo es importante para ese individuo. El mundo actual opera desde el EGO.

La teoría U propone un viaje en una forma de U: en lugar de pasar de un punto A a un punto B deseado, de forma lineal, la teoría U propone bajar ciertas capas que hay en la superficie. Ir por abajo del iceberg, sumergirte en las profundidades para comprender cuales son las raíces de lo que se ve, de lo que emerge a la superficie. Eso se llama la fuente. 

En el proceso existen 3 momentos esenciales:

• Abrir la cabeza: mente abierta.
• Sentir: corazón abierto.
• Abrir la voluntad: qué vas a hacer con eso que comprendiste, luego sentiste.

¿Cómo pasar a la acción y a un cambio sostenible?.

Requiere coraje. Encuentras riqueza. Patrones que sustentan las creencias. Crear un futuro desde lo que emerge, ir creando con lo que surge de ese viaje. Cuando entendiste el todo, vuelves a subir a la superficie transformado/a. 

Para pasarlo a la práctica, diseñamos un programa que llamamos Welukan, dirigido a líderes en diversas organizaciones, que todavía no encuentran como pueden aportar un valor al mundo. Aplican la teoría U en una problemática local presentando una solución en un equipo.  

¿Cuáles son los niveles de escucha de la teoría U?

1. Escucha desde el yo. Escucharte a ti mismo/a. Yo tengo la razón. No me veo modificado/a por lo que dices. Sería un monólogo. Desde el EGO. 
2. Acepto que hay otra persona del otro lado. Sigues muy enfocado/a en tu postura. Entiende que hay una relación entre el yo y el otro. Reconoce el vínculo y el intercambio. En términos de la comunicación sería un debate. Intercambiamos argumentos. Te escucho para responderte o darte mi punto de vista. 
3. Escucha empática. Empiezo a comprender que me puedes agregar valor a mi. Estoy más abierto/a a entender lo que te pasa. La conversación empieza a fluir entre las dos partes que empiezan a sintonizar en apertura de corazón y de sentimiento. 
4. Escucha generativa. Ese lugar en el que tú y yo como seres distintos/as se borra, no importa quién lo dijo o quién dice qué, sino que nos empezamos a ver como una unidad, como algo único, como un todo, como un sistema. No importa quién lo trae, sino qué hacemos con ello. Escucha genuina, abierta, aportamos las dos partes y creamos con el emergente para alimentar el sistema.

Si te interesa saber más sobre cómo poner en práctica la escucha activa, puedes hacerlo aquí.