Para muchas personas el término “diáspora” puede resultar extraño e incluso, novedoso. Sin embargo, su significado probablemente les resulte conocido, familiar.
“Las diásporas son un conjunto de comunidades de un mismo origen o una misma condición establecidas en distintos países” (Ashoka)
En el caso de España la diáspora latinoamericana es una de las más grandes y muchos de sus miembros aún se sienten parte de su país de origen a pesar de haber pasado años fuera de éstos.
La situación de salir de sus países y empezar de 0 en un nuevo lugar promueve una actitud emprendedora: buscar y saber identificar oportunidades, adaptarse rápidamente, ser resilientes, entre otras. Migrar muchas veces activa nuestra “fibra emprendedora”.
Según un estudio de New American Economy, el 45% de las empresas de la Fortune 500 han sido fundadas por inmigrantes y sus hijos.
A pesar de que las cifras dan cuenta de que los migrantes fundan negocios en los países a los que llegan, generan puestos de trabajo y dinamizan la economía local, aún existe una connotación negativa acerca de las migraciones:
Por un lado, muchas personas de los países que reciben migrantes (desafortunadamente) los ven como una amenaza para sus trabajos (“vienen a sacarnos el trabajo”), e incluso para su seguridad. Por otro lado, los países de origen de los migrantes consideran que, cuando éstos dejan su país natal, se pierden talentos y recursos valiosos, y esta situación contribuye al estancamiento del país.
¿Cómo cambiar esta realidad?
- Es necesario incorporar una nueva narrativa, es decir, contarnos una nueva historia sobre esta realidad y entender cuál es nuestro rol para su transformación. Puntualmente, necesitamos un nuevo marco de pensamiento que nos permita ver el impacto positivo que los migrantes pueden generar, tanto para el lugar donde se encuentran como para sus países de origen.
- Investigar qué programas o iniciativas ya están trabajando en esta dirección para sumarse y colaborar. También se pueden crear iniciativas que contribuyan a dicho objetivo y buscar alianzas con proyectos vigentes para sumar esfuerzos, acelerar el cambio positivo y potenciar el impacto, trabajando en conjunto.
Con el programa Iberoamérica Changemakers, Ashoka busca canalizar y conectar el espíritu emprendedor de los líderes de diásporas Latinoamericanas en España para co-crear soluciones que impacten en sus países de origen.
¿Cómo? A través de una plataforma que sea puente para conectarlos/as y, de esta forma, motivar la creación de impacto positivo.
En otras palabras, la idea es que las diásporas como las comunidades de los países de origen se conviertan en agentes de cambio y motoricen ideas y emprendimientos que mejoren sus realidades.
El marco de trabajo de Ashoka se centra en 3 ejes principales: personas, conocimiento y financiamiento. Bajo este marco, se busca que las personas migrantes fortalezcan el vínculo con sus países de origen aportando sus conexiones, conocimientos y recursos financieros para su crecimiento.
Después de todo, las diásporas pueden generar muchos cambios positivos: pueden contribuir a los procesos de recuperación de los países latinoamericanos, potenciar el ecosistema emprendedor, llenar vacíos institucionales y generar un verdadero involucramiento entre las personas y los países.
Cada vez se escucha con más frecuencia decir: “yo soy ciudadano del mundo”. ¿Por qué?
Las reglas están cambiando, la geografía ya no determina la identidad de las personas. Muchas personas se consideran ciudadanas del mundo y no de una nación en particular.
Ashoka quiere potenciar ese sentido de nación global y establecer un marco de colaboración donde los miembros de las diásporas puedan generar un cambio sistémico en sus países de origen.