La mayoría de los emprendimientos fracasan antes de empezar y es debido a dos errores relacionados con la Gran Promesa.
El primer error: Hacer una mala promesa una que no interesa
El segundo error: Formular una promesa para una audiencia a la que no le interesa
Antes de todo, entendamos que es una mala gran promesa.
Pongamos que te quieres hacer una nueva casa y tienes en mente lo que quieres. Cuando recibes la propuesta del arquitecto, no te gusta el diseño.
Y se lo haces saber: No me gusta.
El arquitecto te intenta convencer de que si es lo que quieres por que los suelos son de madera y tienes doble altura, y que estructurando el espacio de tal y tal manera, se ahorra mucho espacio.
Básicamente, te bombardea con motivos por los que si te debe gustar y debes comprar.
Esta actitud por parte del arquitecto, va a cambiar algo en tu posición? Le vas a comprar la propuesta?
No.
Porque no importa lo mucho que el arquitecto te de motivos… de porque se lo deberías comprar.
Los motivos que te está dando
NO te importan
Él se esta enfocando en el precio y la eficiencia.
Y a ti te importa el diseño.
No puedes hacer que la gente desee algo que no quieren ya.
Solo les puedes vender algo que les importa de verdad, no algo que tu creas que les debería importar.
Este error les cuesta millones a muchos emprendedores.
Entonces, cuando formules tu gran promesa, lo único que importa es lo que le importa a tu tribu.
Aterriza tu gran promesa en solamente dos pasos.
No te los ahorres, te puede salir muy caro.
Paso 1: Haz una lista de al menos 5 maneras en las que tu idea de negocios agrega valor
Paso 2: Descárgate el formato y formula tu GRAN PROMESA.
Esta será la primera versión de tu gran promesa. La idea es ir mejorándola durante el proceso en el que la comunicación con tus clientes es clave. Ellos son la brújula que indicará si estás logrando agregar el valor que quieres.
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