En el último tiempo se observa una nueva tendencia en las redes sociales y en las firmas personales de los/as colaboradores en las empresas: junto al nombre de la persona se agrega un pronombre personal. Por ejemplo: “María García (She/Her/Ella)”, “Antonio García (Him/His/Él)”, “Catalina García (They/Them/Ellxs)”.

Esta aclaración, en general puesta entre paréntesis y en inglés, brinda información acerca de cómo le gustaría a esa persona que se refieran a ella.

Se trata de no dar por sentado el género de quien tenemos enfrente por su apariencia física, de no asumir que sabemos quién es esa persona por su expresión de género o la manera en que comunica al mundo exterior su identidad de género (generalmente asociada a su vestimenta, corte de pelo, modos de hablar).

«El uso de pronombres intenta disminuir la tensión que puede producir en las personas la relación entre lo interno (identidad de género) y lo externo (expresión de género)»

Shams Selouma

La diferencia entre el sexo y el género

Es importante recordar la diferencia entre sexo y género. El sexo está determinado por el aparato reproductor y nos viene dado arbitrariamente al nacer, mientras el género es una construcción social, histórica y política. De esta manera, la identidad de género o la autopercepción de una persona en relación a su género, puede coincidir con su sexo biológico (en ese caso se denomina “cis” o “cisgénero”) o no (“trans” o “transgénero”). Y también puede ser que no se sienta identificada ni con el género femenino ni masculino o que fluya de un género a otro (“no binario”).

«Este movimiento de cambio impulsado por la comunidad trans está siendo adoptado por personas de todos los géneros (inclusive por el mundo “cis”), como una muestra de apoyo y de respeto a las identidades no normativas.»

¿El lenguaje nos condiciona?

Vivimos atravesados/as por el lenguaje: nuestra posibilidad de describir el mundo, entenderlo y crearlo – hacer que ciertas cosas sucedan – está condicionada por el lenguaje. Las palabras que recibimos hacen eco en nuestra propia identidad, en la de otras personas y en el vínculo que nos une: pueden generar acercamiento, confianza, conexión, y también pueden crear distancia, desconexión y hasta odio.

«Utilizar el pronombre que esa persona eligió es un gesto simple y a la vez profundamente poderoso que transmite el mensaje de: “te veo”, “te respeto”, “te acepto”.»

Al mismo tiempo, cambiar la forma de comunicarnos e implementar un lenguaje neutro en materia de género (por ejemplo: usar “pareja” en vez de “novio” o “novia”) nos permite aplicar los principios de la comunicación no violenta: elegir cuidadosamente de las palabras, evitar suposiciones, y ejercer la empatía. Esto útlimo es especialmente importante ya que no todas las personas gozamos de los mismos privilegios.

“Que tu identidad de género sea singular y visible es un privilegio. No todo el mundo lo tiene; aquellas personas a quienes se refieren con el pronombre incorrecto pueden sentir invalidación, falta de respeto, alienación”

Steven Huang

Reconocer la diversidad para la inclusión

Mucho se habla de diversidad e inclusión pero, ¿se reconoce verdaderamente a aquellas personas que no se ajustan a la norma establecida – norma cisexual y heterosexual-?, y lo que es más, ¿hay disposición para tomar acciones en favor de la inclusión y aportar su parte para que nadie se sienta excluido/a o disminuido/a?

“No es algo menor. Iniciativas como éstas abren espacios para que las personas -especialmente quienes son no binarias – se sientan cómodas con la manera en que se refieren a su identidad”

Katia Dumont

Quizás lo único (y más fascinante) que tenemos en común es que todos/as somos distintos/as. Si miramos a nuestro alrededor no encontraremos dos personas idénticas: con la misma historia, intereses, talentos, ideologías, cultura, género, etnia.

Reconocer esa diversidad, y la posibilidad de enriquecimiento que trae consigo es el primer paso, pero no el último. Será necesario actuar, de manera concreta y consciente, para que esas diferencias no sean penalizadas, para crear conversaciones, espacios, sistemas, leyes, que no dejen a nadie fuera.

“Diversidad es que te inviten a una casa y la inclusión es que puedas reorganizar los muebles”

Jane Silber

Desde Efecto Colibrí queremos reacomodar los muebles de esta sociedad, para que cada persona tenga un lugar, para que nadie sea descartado/a, para que nadie quede detrás de la puerta esperando entrar. ¿Te subes a este activismo pacífico y reformista?

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